El fuerte calor hace mella en el Abierto de Estados Unidos

El español Roberto Carballés vomitó dos veces durante su debut el lunes, su compatriota Rafael Nadal aseguró que «la humedad fue infernal» y el argentino Leonardo Mayer necesitó atención médica debido a las altas temperaturas que se registran en Nueva York y que están haciendo mella en los primeros días del US Open.

«He tenido problemas estomacales desde el tercer set. He vomitado dos veces y a partir de ahí me he encontrado muy mal. He aguantado como podía», explicó a la AFP Carballés tras su victoria ante el estadounidense Mitchell Krueger en cuatro sets.

El español también relató que estaba «muy mareado» y que apenas podía respirar en algunas ocasiones.

Las pistas duras de Flushing Meadows están acostumbradas al intenso calor que nunca perdona a finales de agosto y principios de septiembre. Temperaturas por encima de los 35ºC, una humedad asfixiante y sensaciones térmicas muy por encima de los 40ºC. Y sol. Mucho sol.

«(Ha sido) muy difícil. Es el día más caluroso desde que llegué aquí hace casi una semana. Ha hecho una humedad infernal. No estoy contento por haber tenido que pasar por todo ello», señaló el lunes por su parte Nadal, tras deshacerse de su compatriota David Ferrer, quien tuvo que retirarse en el segundo set por una lesión en su tobillo izquierdo.

Durante su encuentro, en el último turno del día y ya sin sol, el número uno de la ATP tuvo que abandonar la pista tras la primera manga para cambiarse completamente. Su camiseta, empapada en sudor, le impedía jugar cómodamente.

El español se pasó los primeros juegos pidiendo además un ventilador, ante la falta de aire que corría sobre el Arthur Ashe Stadium.

– Hielo y mucha agua –

Mayer abría la jornada del martes en la pista 8 frente al serbio Laslo Djere y, desde temprano en el partido, quedó claro que algo no iba bien.

Ambos jugadores se refugiaban en el más mínimo espacio de sombra que encontraban entre puntos, aunque fuera pegados al muro y, tras ceder el primer set 4-6, el albiceleste llamó al médico.

Cabizbajo, visiblemente afectado, el doctor le tomó la tensión y le dio unas bolsas de hielo envueltas en toallas para poder refrescarse.

Tras varios minutos de pausa protegido por un paraguas y mucha agua, Mayer pudo seguir jugando, pero su rendimiento se resintió ostensiblemente: pocas carreras, puntos rápidos y mucho sufrimiento.

También la francesa Alizé Cornet se quejó varias veces frente a la sueca Johanna Larsson.

Y no era más que el mediodía en Flushing Meadows. Se espera que las temperaturas y la humedad sigan subiendo el miércoles, con máximas que rozarán los 40ºC antes de descender con la llegada de la lluvia al día siguiente. Sobrevivir hasta el jueves, ese parece el objetivo en el US Open.

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