La coalición liderada por Arabia Saudí, que participa en el conflicto en Yemen, reconoció este sábado «errores» en el bombardeo realizado en agosto que provocó la muerte de 51 personas, entre las cuales había 40 niños.
El bombardeo, efectuado el 9 de agosto, impactó contra un autobús que trasportaba a niños en un mercado muy concurrido en Dahyan, en la provincia de Saada, el bastión de los rebeldes hutíes, en el norte del país. Este ataque fue atribuido a la coalición que ayuda al gobierno yemení en su conflicto con los rebeldes.
Esta matanza generó una ola de indignación internacional y numerosas peticiones para que se investigara. El Consejo de Seguridad de la ONU pidió una investigación «creíble y transparente».
La coalición aseguró que tenía como objetivo un autobús que transportaba a rebeldes y se excusó hablando de «daños colaterales».
El portavoz de la comisión de investigación de este bombardeo, Mansur Al Mansur, volvió a defender este sábado que en el autobús viajaban «líderes hutíes» y que algunos rebeldes fallecieron en el ataque, durante una rueda de prensa en Ryad.
Sin embargo, el bombardeo «provocó daños colaterales», añadió, refiriéndose a la muerte de los niños, cuyos responsables deben ser «castigados».
Según el portavoz de la comisión, impulsada por la coalición, uno de los «errores» fue que «la orden de que no había que disparar contra el autobús que se encontraba en medio de civiles llegó con retraso». También se equivocaron en que «el objetivo no constituía un peligro inmediato y el hecho de atacar un autobús en medio de una zona residencial no estaba justificado en ese momento».
La coalición, liderada por Arabia Saudí, es acusada de cometer numerosos abusos contra civiles en el conflicto de Yemen, en el que los rebeldes hutíes reciben el apoyo de Irán, el archienemigo regional de la monarquía saudí.
Las autoridades saudíes los justifican asegurando que los hutíes se mezclan entre los civiles o los utilizan como escudos humanos.