Un poco como un antídoto a la «mentalidad insular» del Brexit, la bienal del diseño de Londres invita a los visitantes, en su segunda edición, a realizar un viaje sensorial y empático por el mundo bajo el lema «Estados emocionales».
«Vivimos una época muy turbulenta emocionalmente y dividida políticamente y la elección del tema se hizo para reflejar eso», explicó Christopher Turner, director artístico del evento, en su presentación a la prensa.
A pocos meses de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, la exhibición, que abre sus puertas al público este martes en la Somerset House, busca «corregir esta mentalidad insular» y afirmar que «Londres está abierta, no solo a las empresas, sino también a la comunidad artística».
Deambulando por las instalaciones de 40 países, de China a Arabia Saudita, pasando por Argentina, Colombia o Brasil, el visitante experimenta el mundo con los cinco sentidos: se ve transportado a un taller donde trabajadores indios fabrican tinte índigo o sigue el proceso de fabricación de la cachemira en Mongolia.
En la instalación de Colombia, el creador David del Valle explora mediante la proyección de pequeños videos con escenas cotidianas la complejidad de los sentimientos que experimentan los colombianos -júbilo, orgullo, dolor- ante los prejuicios ligados al pasado violento del país.
«Queremos que los visitantes se centren en sus sentimientos en un espacio donde la estética, las imágenes y los sonidos intentan mostrar la realidad del país», explica Del Valle.
Mecidos por el ruido de una tormenta, envueltos en el olor de un bosque, los visitantes puede dejar un mensaje efímero en un cristal cubierto de vapor instalado por Letonia.
Es una experiencia inspirada por su clima húmedo y destinada a «cuestionar la existencia de la naturaleza en nuestras vidas diarias y, con un poco de suerte, revaluar su importancia», afirma el comisario Arthur Analts.
Cuando llegan a Hong Kong, el olor del opio o del pato asado asaltan sus olfatos. Y si rascan un papel pintado, se desprenden diferente olores. Todo un viaje aromático que evidencia el vínculo entre los olores y las emociones, y un guiño evidente a la famosa madalena de Proust.
– Lúdico –
Muchas de las experiencias son lúdicas, como el proyecto griego «Desobediencia», un tema ligado al carácter griego, explica la diseñadora Nassia Inglessis, aludiendo a los mitos de Ícaro, Antígona o Prometeo.
Inglessis concibió un túnel de 17 metros de largo que ondula y se transforma a medida que el visitante lo va recorriendo, para reflejar las diferentes emociones que vive quien escapa a las reglas: de la curiosidad a la frustración pasando por la excitación o la fascinación.
Representante del Reino Unido, el colectivo de artistas, arquitectos y periodistas Forensic Architecture expone su trabajo con la ONG Yazda en el norte de Irak para documentar la destrucción cometida por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Este colectivo, seleccionado este año para el prestigioso premio Turner, que recompensa una obra de arte contemporáneo, enseña a los ciudadanos a tomar fotografías y realizar modelos en 3D de los monumentos yazidíes destruidos, constituyendo así pruebas y herramientas para reconstituir los templos demolidos.
Muestran en la bienal su forma de trabajar y las técnicas que utilizan, incluidas las herramientas de fabricación casera como una cámara de fotos protegida por una botella de plástico y atada a una cometa para tomar imágenes aéreas de los lugares destruidos.
«No pensamos que el diseño pueda salvar el mundo», dice Christopher Turner, «pero esperamos que, en cierta medida, eventos como este puedan ayudar a perpetuar esta actitud de inclusión y de intercambios internacionales creativos y culturales».
La bienal del diseño de Londres estará abierta en la Somerset House hasta el 23 de septiembre.
DC / AFP