Es común la expresión “Cuando me siento ansioso o ansiosa me da por comer“. A muchas personas les preocupa la ansiedad por comer y resulta bastante agobiante para quien le ocurre dada las consecuencias que puede tener para su salud y el exceso de peso que supone, generando más angustia aún, la falta de control sobre la ansiedad por comer.
Si nos ocurre, en primer lugar debemos analizar que hay detrás de esa forma compulsiva de comer y plantearnos ¿por qué lo hacemos? Es porque ¿tengo hambre? ¿me apetece y como por placer? Ya que no solo comemos por necesidad fisiológica sino que puedes comer por placer, por sentir bienestar, etc. En estos casos, desde mi punto de vista, no hablaría de ansiedad por comer, sino de personas con más o menos apetito, más o menos gustosas del placer de la comida.
El problema reside cuando comemos porque estoy angustiado/a, deprimido/a, aburrido/a, etc. buscando en la comida una satisfacción o un alivio momentáneo a las emociones negativas o preocupaciones, resultando una estrategia totalmente pasiva que nos aliviará instantáneamente pero no solucionará ni eliminará las emociones negativas que la originaron además de terminar sumando otro problema al comer de forma compulsiva y desmesurada.
En estas circunstancias, diríamos que no como por ansiedad sino que la ansiedad me da por comer, es decir, comer compulsivamente es unsíntoma de tener ansiedad. Por tanto, es muy importante comprender que el problema no es la comida sino la ansiedad, de manera que si soy capaz de controlar la ansiedad no sentiré ansiedad por comer.
Un ejemplo de lo que estamos explicando podría ser “tengo un mal día de trabajo, he tenido mucho estrés, llego a casa totalmente angustiado/a y agobiado/a, necesitas relajarte y sentirte mejor… Abres la nevera y comienzas a comer con ansiedad todo aquello que pillas a tu paso comiendo de forma compulsiva sin prestar atención a lo que comes…” En este caso, lo ideal sería ir al origen del problema, a como gestionamos y planteamos nuestro trabajo; pero si las emociones se han desencadenado y ya no podemos hacer nada para no sentirlas, debemos buscar otras alternativas más eficaces para disminuir y aliviar nuestro malestar; por ejemplo: un baño relajante, poner una música que nos guste, crear pensamientos de calma y paz, tomarnos una infusión, etc.
En otras ocasiones, sentimos que necesitamos una recompensa tras un día duro de trabajo o tareas realizadas, y optamos por algo dulce, como puede ser un poco de chocolate o también puede aplacarse con el picoteo. En estas situaciones la ansiedad por comer estaría presente si nos tomásemos una tableta entera de chocolate, es decir, cuando lo hacemos de forma excesiva, perdiendo completamente el control sobre la ingesta, comiendo de forma compulsiva, sin ni siquiera darnos cuenta de qué comemos y no prestando atención a lo que comemos.
En definitiva, para muchas personas la comida se convierte en una forma de aplacar la ansiedad, en una forma de mitigar las sensaciones de nervios y tensión, pero comer para tranquilizarnos, hará que cada vez sintamos más ansiedad y comamos más. Como vengo diciendo comer demasiado es un síntoma, y no la causa, de un problema anterior.
En primer lugar debemos eliminar el origen de nuestras tensiones y únicamente después conseguiremos controlar la ansiedad por comer. Lo más importante es buscar la causa del estrés, malestar o tensión. No se trata de encontrar algo que nos quite el hambre sino averiguar porqué como tanto. Como complemento a estos consejos también podéis leer este artículo con recomendaciones para combatir la ansiedad desde un punto de vista más general.
No olvides que si consigues controlar tu ansiedad con estrategias positivas y saludables no necesitarás comer para tranquilizarte. Haz que la comida no sea tu vida sino que forme parte de ella
DC / vivir sin ansiedad