Rehabilitan los ferrocarriles de Siria para impulsar la reconstrucción del país

Cerca de Damasco, en su locomotora, Abu Abdu rebosa de entusiasmo con la idea de probar unas vías recién instaladas, parte de los cientos de kilómetros de ferrocarril que el gobierno de Bashar Al Asad quiere rehabilitar en Siria.

La iniciativa busca contribuir a la reconstrucción del país, arrasado por la guerra desde 2011, y relanzar el comercio regional, aseguran las autoridades, en un momento en el que el poder de Al Asad consolidó su control en casi dos tercios del territorio.

AFP / Maher AL MOUNESUn conductor de locomotora en Siria, el 9 de agosto de 2018

Antes del conflicto podían recorrerse en tren cientos de kilómetros en Siria, de Damasco a Homs, Alepo, Latakia o Deir Ezzor. Pero desde 2012, los combates detuvieron las locomotoras en un territorio dividido.

«Cuando conduzco un tren tengo la impresión de pilotar un avión», celebra Abu Abdu, un conductor de ferrocarril de 42 años que recuperó su combinación azul de trabajo.

«Espero este día desde hace seis años», exclama desde su locomotora.

Con la guerra, este veterano de las vías, que pasó 20 años recorriendo todas las provincias sirias, se vio encerrado en las oficinas de la Autoridad de Transportes Públicos de Damasco, donde no tenía «un trabajo específico», lamenta.

– Volver a oír los trenes –

Bajo un sol abrasador cerca de Damasco, unos obreros siguen colocando los travesaños de madera en una vía, cerca de una nueva estación con alicatado totalmente nuevo.

De los 2.450 km de vías que atravesaban Siria, las autoridades aspiran a rehabilitar 1.800, según el ministerio de Transportes.

AFP / Maher AL MOUNESLas autoridades sirias aspiran a rehabilitar 1.800 de los 2.450 km de vías que atravesaban Siria antes de la guerra

A lo largo del conflicto, además de los daños provocados por la propia guerra, los rebeldes hicieron explotar las vías para obstaculizar el tráfico, o desmantelaron los raíles para revender el metal.

«Estamos en una carrera contrarreloj para rehabilitar los ferrocarriles», comenta Raduan Tikriti, director de ferrocarriles en la región de Damasco.

En las provincias costeras de Tartús y Latakia, que se libraron relativamente de la guerra, el tráfico vuelve a funcionar casi con normalidad.

Tikriti, un funcionario quincuagenario en el sector de Damasco desde hace 30 años, solía vivir muy cerca de la estación de Qadam, en sur de la capital. Por la mañana se despertaba con el silbido de los trenes.

Pero a principios de 2013 tuvo que huir del barrio, conquistado por los rebeldes y después por el grupo Estado Islámico (EI). En mayo, las fuerzas gubernamentales expulsaron a los yihadistas y Tikriti hoy sueña con poder regresar a su hogar.

«Todos tenemos ganas de volver a oír el ruido de los trenes», asegura. «Trabajamos para reconectar las ciudades entre ellas», dice entusiasmado.

– Reconectar fronteras –

A principios de julio, el presidente Al Asad aseguró que la reconstrucción era la «prioridad principal» en Siria.

La guerra dejó más de 350.000 muertos, pero también representó un duro golpe para las infraestructuras y conllevó unas destrucciones que la ONU calcula en casi 400.000 millones de dólares (345.000 millones de euros).

Muchas localidades y ciudades ya no son más que campos de ruinas. Según los expertos, la economía regresó a niveles de hace tres décadas.

«Los ferrocarriles desempeñarán un papel fundamental durante la fase de reconstrucción», estima el ministro de Transportes, Ali Hamud, quien explica que las cargas de gran volumen podrán transportarse «más deprisa y a menor coste».

Además, asegura que la rehabilitación permitirá dinamizar el comercio regional: «Somos la puerta del Golfo, de Jordania y de Irak hacia el Mediterráneo».

AFP / Maher AL MOUNESEl sistema de ferrocarriles en Siria sufrió los daños provocados por la propia guerra, pero además los rebeldes hicieron explotar las vías para obstaculizar el tráfico, o desmantelaron los raíles para revender el metal

«El objetivo es unir los puertos sirios con los países vecinos», precisa el ministro, en alusión a Tartús y Latakia. «Vamos a reconectar todas las fronteras».

Abu Abdu sueña por su parte con volver a ver su región de Idlib, el último gran bastión de los insurgentes, en el noroeste del país.

«Espero que llegue un día en el que pueda volver a mi ciudad», reconoce. «Entonces podremos decir que Siria volvió a ser lo que era antes de la guerra».

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