En ese sentido, se conoció que una parte del riesgo de infarto tiene su origen en los hábitos alimenticios, entre ellos el no consumir la suficiente cantidad de alimento en las primeras horas del día. Sin embargo, aún son muchos quienes se saltan este paso o toman un desayuno incompleto en la alimentación diaria puede repercutir en la afectación de enfermedades cardiovasculares junto al tabaco, el colesterol o el sedentarismo.
El estudio concretamente explica que el riesgo aumenta al desayunar menos 5% de las calorías diarias recomendadas por otros estudios. Por lo tanto, consumir el equivalente a menos de 100 calorías en el desayuno afectaría el cumplimiento de la dieta de 2.000 calorías por día que también recomiendan, duplica el riesgo de lesiones ateroscleróticas (inflamación en las paredes de las arterias).
Los investigadores observaron la posible influencia en dichas lesiones de factores moleculares y ambientales, como los hábitos alimentarios, la actividad física, las características psicosociales, la contaminación, etc.
Según el estudio, a edades tempranas las placas ateroscleróticas (grasa en las paredes de las arterias) ya empiezan a desarrollarse, aunque no existan síntomas de enfermedad cardiovascular.
El objetivo del estudio era caracterizar la asociación entre diferentes patrones de desayuno y los factores de riesgo cardiovasculares, particularmente si saltarse el desayuno estaría asociado a enfermedades y el aumento en el riesgo de sufrir infartos por parte de aquellos que consumen en el desayuno más o menos proteínas.