Desde que conocimos y compartimos ideas y tareas con María Corina Machado, hemos sabido de los riesgos que su prédica y ejemplo suscitan. Coincidiendo en la Asamblea Nacional, como si fuese ayer, todavía recordamos escenas muy duras y difíciles, fuera y dentro del hemiciclo, que jamás la amedrentaron, soportando cualesquiera actos de agresión física y verbal.
Siempre ha corrido el inmenso riesgo de defender y promover un ideario de libertad y democracia, con la firmeza de una limpia convicción y propósito. Impedida de abordar un avión, angustiada por la situación del país, lo ha recorrido intensamente, estrechando los brazos y escuchando las voces de la ciudadanía por muy apartada que se encuentre: son ya miles de kilómetros acumulados de carreteras y otras vías maltrechas, averiadas y peligrosas, incluyendo las zonas inundadas que ha navegado, en su haber.
Días atrás, el ex – presidente colombiano, Andrés Pastrana, denunció que un atentado contra María Corina está en camino, con la pretensión de hacerlo ver como un incidente y accidente de la cotidianidad. Y, ahora, en la localidad de Upata, en el estado Bolívar, ha sido objeto de una brutal golpiza por los grupos de la dictadura, aunque no les dio tiempo de blandir ninguna arma mortal, lo cual hubiese sido el colmo del descaro.
Consabido, el ejercicio de la ciudadanía, más allá de la política y de lo político, constituye un inmenso riesgo en la Venezuela actual. Sólo están resguardados, protegidos y seguros, los que ejercitan sus más indecibles intereses, abonando a un régimen de la destrucción, como el que sufrimos.
María Coraje sigue con su programa, junto al equipo que la acompaña, confundida en un abrazo con los venezolanos que confían en ella y en un porvenir distinto. Esta dictadura le teme por su integridad, entereza, gallardía, persistencia y la inmensa sencillez eun testimonio de valor.
Luis Barragán / Diputado de la AN / @LuisBarraganJ