El secretario de Defensa de Estados Unidos Jim Mattis ha dejado claro que su prioridad como líder de las fuerzas armadas es hacerlas más “letales” _ mejores en la guerra y mejor preparadas para ella_, pero nada en la nueva misión en la frontera con México abona en la consecución de ese objetivo. Algunos incluso dicen que lo desvirtúa.
Las tropas que serán desplegadas en áreas fronterizas de Texas, Arizona y California son una pequeña fracción de los aproximadamente 1,3 millones de soldados en servicio activo, y la misión deberá durar solamente 45 días. Pero muchos cuestionan la lógica de retirar a los soldados de los entrenamientos para su propósito principal: ganar guerras.
James Stavridis, un almirante retirado y exjefe del Comando Sur de las fuerzas armadas, dijo que los soldados deberían estar preparándose para el combate y para otras misiones, “no monitoreando una frontera pacífica” a la espera del arribo de una caravana de miles de migrantes que avanza a pie, y que aún se encuentra a 1.450 kilómetros (900 millas) de distancia.
“Es un mensaje terrible a Latinoamérica y el Caribe cuando militarizamos innecesariamente nuestra frontera”, dijo el jueves Stavridis, que también fue comandante de la OTAN. “Coloca a soldados estadounidenses que fundamentalmente no están entrenados para la misión de seguridad fronteriza en un área de operaciones, lo que podría causar incidentes de carácter negativo. Si necesitamos más agentes de la Patrulla Fronteriza, tenemos que contratarlos”.
Los primeros 100 soldados arribaron el jueves a la frontera, para hacer una evaluación inicial en el cruce de McAllen, Texas. En total, hay unos 2.600 soldados en bases en la región.
David Lapan, un coronel retirado de la Infantería de Marina que fue portavoz del Estado Mayor Conjunto y del Departamento de Seguridad Nacional, dijo que sacar a soldados de los entrenamientos y alejarlos de sus familias para un papel de apoyo en la seguridad fronteriza no es sabio.
“No tiene sentido alguno”, dijo Lapan, ahora vicepresidente de comunicaciones del Centro de Política Bipartidista, un centro de estudios. “Esta caravana, este grupo de personas pobres, que incluye a muchas mujeres y niños, no representa una amenaza; no una amenaza a la seguridad nacional”.
De acuerdo con la estrategia de seguridad nacional del Pentágono, Mattis se ha estado concentrando en mejorar la preparación de combate de unas fuerzas armadas desgastadas por recortes presupuestales en los últimos años y por 17 años de guerra en Afganistán. Esto incluye reorientar los entrenamientos de lo requerido para las guerras menores que Estados Unidos ha peleado desde los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 a una gran lucha de poder con Rusia y China.
Ese contexto podría explicar por qué al parecer el mismo Pentágono pareció sorprendido con la abrupta orden del presidente Donald Trump de enviar efectivos en servicio activo. Aduanas y Protección Fronteriza, que solicitó la asistencia del Pentágono, ha tenido dificultades para definir los detalles de la misión y explicar sus alcances.
“Que esto sea una amenaza es absurdo y las pruebas no lo sustentan”, dijo Derek Chollet, exasesor de política en el Pentágono. “Si estás en el Pentágono y te preocupa la implementación de la estrategia de defensa nacional y las amenazas provenientes de China y Rusia, esto no es una prioridad en tu lista”.
“Es la otra versión del desfile”, declaró Chollet, refiriéndose a la petición de Trump de este año —finalmente cancelada— de que las fuerzas armadas destinen millones de dólares para efectuar un desfile en Washington D.C. “No es una buena utilización de los recursos militares de Estados Unidos en este momento. Trump estaba frustrado en su intento por construir un muro físico en la frontera, y ahora intenta construir una barrera humana utilizando a las fuerzas armadas estadounidenses”.
Mattis ha rechazado las aseveraciones de que la Casa Blanca aprovecha a los elementos militares como maniobra política de cara a las elecciones legislativas.
“No hacemos maniobras”, declaró el miércoles Mattis, pero tampoco ha dicho que enviar miles de soldados en activo para que contribuyan a la seguridad en la frontera es algo que él prefiera.
El general Terrence O’Shaughnessy, que como jefe del Comando Norte de Estados Unidos encabeza la misión militar llamada “Operación Patriota Fiel”, ha argumentado que la caravana representa una posible amenaza, aunque no ha definido exactamente en qué.
“Me parece que lo que hemos visto es una organización a un nivel superior al que habíamos visto antes”, declaró O’Shaughnessy. “Hemos visto actos de violencia que provienen de la caravana, y cuando han cruzado otras fronteras internacionales, hemos presenciado que se han comportado de una forma que no habíamos visto en el pasado”.
Una preocupación planteada por otros oficiales de defensa es que las caravanas están dominadas en gran medida por los varones, y que uno de ellos recurrió a la violencia cuando cruzaban la frontera hacia México. Sin embargo, los periodistas de The Associated Press que viajan con el grupo más numeroso afirman que incluye muchas familias, entre ellos centenares de niños, y que se han comportado de manera ordenada y pacífica, sin indicios de representar peligro alguno.
El mando militar afirma que está desplegando 7.000 efectivos en Texas, Arizona y California, y aunque ha dejado abierta la posibilidad de que esa cifra pudiera crecer en un millar más según los planes actuales, el alcance de la misión se ha extendido en los últimos días. El miércoles, Trump dijo que podría enviar hasta 15.000 efectivos.
El senador Jack Reed, el demócrata de mayor rango en la Comisión de Servicios Armados del Senado, dijo el jueves en una carta dirigida a Trump que su gobierno no ha presentado a la comisión pruebas de que las caravanas de migrantes representen una amenaza directa a la seguridad de Estados Unidos.
“Este no es un problema militar; no justifica una solución militar”, escribió Reed. Dijo que el gobierno debería revelar el costo de la misión fronteriza de las fuerzas armadas “y qué consecuencias tendrá en la preparación militar y el presupuesto general”.
Con la vista fija en la contienda electoral del martes, Trump ha hecho varias declaraciones sobre inmigración, promesas y acciones en su intento por movilizar a sus simpatizantes para conseguir que los republicanos conserven el control del Congreso. Su propia campaña en 2016 se centró en los temores por la frontera, y ése es su enfoque en los días finales antes de las elecciones de medio período.
Trump ha arremetido contra la inmigración ilegal, enfocándose en las caravanas de migrantes que se han estado llevando a cabo desde hace años, pero que habían recibido poca atención hasta ahora. La mayor actualmente consta con unos 4.000 integrantes, un descenso de los 7.000 con que comenzó, y continúa en el sur de México. Varios grupos menores, que en conjunto suman unas 1.200 personas, están más lejos.
AP