¿El venezolano un cordero perdido? Por Gervis Medina (@gervisdmedina)

La carta de Pablo a los Romanos”, me permite en gran parte ver una exposición sobre la vocación cristiana. Encontramos en ella discusiones y una utilización de los textos bíblicos que desconciertan muchas veces, recurriendo constantemente a su propia experiencia de apóstol como base de su visión de fe. Nos habla de la salvación a través de la transformación que la fe obra  en el hombre.

 

Dice el apóstol: ¡Aborrezcan el mal y procuren todo lo bueno! Que entre ustedes el amor fraterno sea verdadero y adelántense al otro en el respeto mutuo. Seamos diligentes y no flojos fervorosos en el Espíritu y servir al Señor.

 

Debemos  tener esperanza y ser alegres. ¡Pacientes en las pruebas y orar sin cesar! Compartir con los más necesitados y acoger a los que están de paso. Bendiciendo a quienes te persigan, llorando con los que lloran, viviendo en armonía unos con otros. Sin buscar grandezas  y sin tenerse por sabio.

 

No devolvamos a nadie mal por mal, y que todos puedan apreciar sus buenas disposiciones. Hagamos todo lo posible para vivir en paz con todos. No tomemos la justicia por nuestra cuenta, dejemos que sea Dios quien castigue, como dice la Escritura: Mía es la venganza, yo daré lo que se merece. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. ¡No te dejes vencer por el mal, más bien derrota al mal con el bien!

 

Se sabe que Lutero maduró la reforma partiendo de ésta epístola. No se equivocaba advirtiendo en ella la condenación de una Iglesia instalada en el mundo, en la que la fe se había degradado a menudo en prácticas ajenas a la fe que salva.

 

La cristiandad en Venezuela es parecida a la de la edad media. Somos cristianos de nacimiento y así permanecemos; creyentes pero no practicantes, pensando salvarse mediante ritos y regalando las sobras, yendo a la Iglesia a orar para evitar ser descubiertos de un crimen cometido. Hay quienes le piden a Dios que los proteja y su oficio es salir a robar y matar. Ni hablar de los corruptos, principal flagelo de Latinoamérica. Estos pillos políticos, que asisten a actos religiosos con sendos guardaespaldas y franco tiradores en el templo, adueñándose del acto religioso. ¿Será que se cuidan de Dios?

 

Es por tanto, muy importante recordar que la fe es el neuma de toda conversión, y que esta conversión es la respuesta a una llamada gratuita de Dios. Se habla de fe, y apenas se oye predicar sobre revoluciones, hombres y dioses vivientes. Se habla de Dios y tan solo nos contentamos en confiar en los hombres de la Iglesia. Hago esta crítica radical a la Iglesia que debe volverse a Dios, cuyo sistema político, doctrinal oculta el horizonte en muchas ocasiones.

 

¿Estaremos en presencia de una cristiandad terminal? Obsesionada por la perspectiva del culto a la personalidad, vanidad, ritos y de la condenación eterna. La gran perspectiva del venezolano angustiado por el pecado y el miedo, incapaz de liberarse a sí mismo se reducen a un problema personal ¿Soy yo realmente libre?

 

Muchas generaciones se verán marcadas por estas controversias. Por más que se hable de salvación solo mediante la fe, o por la fe y las obras, o por la fe, las obras y los sacramentos, el amor del Padre que salva y de Cristo Salvador pasará a un segundo plano.

 

No vivimos en santidad, nos apegamos solo a los ritos de la Iglesia (asistir a la bajada, congregarnos, adoración al Espíritu Santo, prender velas, hacer miles de rosarios entre otros). Pero sólo se queda allí, no hay ni existe acción de cristianos. Pura telenovela diría mi abuela. Luego de salir del templo nos comportamos como mundanos que entro a orar, sin poner en práctica lo aprendido.

 

Es triste del que conoce la Ley y no a Cristo. Sabemos que la Ley de Dios es espiritual, pero soy hombre de carne y vendido al pecado. ¡No haciendo lo que quiero y  haciendo lo que detesto!

 

¡No sólo el domingo pertenece a Dios! Aunque la eucaristía semanal es esencial para la vida cristiana. Ni sólo tenemos que cumplir tareas precisas, pues Dios quiere todo lo que brota de nuestra persona.

 

No sigan la corriente del mundo en cual vivimos. Nos invaden las propagandas, las modas, la técnica, sin contar el peso de nuestras viejas y queridas costumbres.

 

Todo eso es el mundo, que nos aprieta con sus lógicas y sus pretendidas necesidades. ¡Y pensar que debíamos ser libres para que el corazón fuera sólo para Dios! Uno se acostumbra a lo que hace todo el mundo y sobre todo a la esclavitud de las ideologías. ¡Sin ser agresivo, ni pesimista, el cristiano estará siempre en una actitud crítica frente a la vida!

 

Venezolano, transfórmate a partir de una renovación interior. Antes de adoptar una regla de vida, hay que tener su espíritu. La renovación opera a partir de criterios nuevos, de una nueva visión de la existencia, del mundo moderno y de nuestra libertad. El bautismo, que nos hace criaturas nuevas, inaugura una renovación de nuestro espíritu iluminado por Dios.

 

Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios. No basta la práctica de reglas, sino que debemos esforzarnos constantemente por descubrir, meditar y comprender la voluntad de Dios en todos los acontecimientos de nuestra vida.

 

Les ruego pues hermanos, por la gran ternura de Dios, que le ofrezcan su propia persona como un sacrificio vivo y santo capaz de agradarle. No sigan la corriente del mundo que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto.

 

La gracia de Dios me ha dado a decirles a todos y cada uno de ustedes que no se entrometan en cualquier cosa, sino que aspiren a lo que se debe buscar. Que cada uno actúe sabiamente según el carisma que Dios le ha dado a cada quien.

 

¡El venezolano es esclavo del pecado y el miedo! Quisiera liberarse, pero le falta la clave para comprenderse a sí mismo.  Y hasta que no lo consiga, experimentará una rebelión consciente o inconsciente contra Dios.

 

¿Habrá que volverse hacia la religión? Con eso se ganaría muy poco, dice Pablo con una insistencia que sorprenderá a muchos; pues mientras se piense encontrar la superación en las prácticas religiosas, se dará la espalda a la única fuerza que puede liberarle; el amor misericordioso de Dios.

 

¡Anda anímate! Sólo se espera respuesta de un acto de fe, una fe que libera de un solo golpe, para dejar de ser el cordero perdido.

 

Gervis Medina / Abogado-Criminólogo / @gervisdmedina

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