La endocarditis bacteriana o infecciosa es la inflamación del revestimiento interno de las válvulas y cavidades cardíacas (endocardio), que se produce debido a la infección causada por la presencia de microorganismos, generalmente bacterias.
En muchos casos, estas bacterias pueden provenir de la cavidad bucal, cuando ésta no cuenta con una buena atención e higiene. Según la odontopediatra, Mariana Morales, existen algunos factores de riesgo que favorecen la endocarditis infecciosa:
Síndrome de Down: Una población vulnerable
En el caso específico de la población con síndrome de Down, los niños, jóvenes y adultos son más vulnerables a padecer de esta enfermedad, debido a los trastornos frecuentemente asociados a la condición genética. “Las personas con síndrome de Down son pacientes cuyo sistema inmunológico está alterado, aunado a que entre el 40% y 60% de ellos presenta cardiopatías. Por esta razón, su riesgo a desarrollar endocarditis infecciosa ante un tratamiento odontológico aumenta considerablemente, si no se toman las medidas necesarias”, explica la especialista con Maestría en Odontología Hospitalaria y Pacientes Especiales.
Asimismo, las personas con síndrome de Down suelen padecer de enfermedad periodontal (problemas en las encías y huesos de soporte de los dientes), que va generando un deterioro progresivo en todos los tejidos que rodean al diente, entre ellos el epitelio. “Las bacterias atraviesan el epitelio y pueden pasar directamente al torrente sanguíneo, generando bacteriemias transitorias y, muchas veces, alojándose en el endocardio del corazón”.
Según la PhD en Odontología, esta relación está tan clara hoy en día, que la Sociedad Europea de Cardiología plantea que “la periodontitis puede ser considerada como un indicador de riesgo para alcanzar un bajo estatus de salud cardiovascular” y, por eso, se afirma que “su tratamiento está indicado de la misma forma que lo está el manejo de los otros factores de riesgo cardiovascular subyacentes”.
Afortunadamente la endocarditis infecciosa es poco frecuente, pues las estadísticas mundiales señalan una incidencia de 3,1 a 7,9 casos por cada 100 mil habitantes. No obstante, se trata de una patología grave, que puede resultar mortal. “El tipo de microorganismo, el tamaño de las vegetaciones, las alteraciones sobre el funcionamiento de la válvula afectada y la existencia de embolias o insuficiencia cardíaca van a influir en el pronóstico. Sin embargo, si se trata adecuadamente de forma intrahospitalaria el paciente puede curarse sin secuelas”, agrega Morales.
¿Cómo prevenir la endocarditis infecciosa?
Dado que la boca no es un ente aislado, sino que forma parte del organismo y, por ende, puede afectar otras zonas, existen varias acciones preventivas que se deben tomar en cuenta: