La nutricionista Susana Raffalli denunció que el 2018 “fue catastrófico en materia alimentaria” para Venezuela, debido a la escasa oferta y la poca capacidad de los venezolanos de tener acceso a la comida.
“No es que esté mucho peor que en los últimos 2 o 3 años. La entrada de remesas ha compensado un poquito eso, pero lo que viene son las consecuencias de la desnutrición, porque se profundizó la crisis de salud y tenemos un avance desmedido de enfermedades infecciosas”, entre otras causas, dijo en entrevista con Fedecámaras Radio.
Destacó la decisión de la Unicef de aprobar el envío de toneladas de productos terapéuticos para personas vulnerables nutricionalmente.
“Finalmente se ha reconocido por mecanismos de cooperación y el Estado que hay un gran número de personas con necesidad de ayuda humanitaria (…) son millones de dólares y euros y es posible usar ayuda humanitaria en Venezuela”, dijo.
De igual forma señaló que, se necesitan 6 semanas para recuperar a un niño con desnutrición severa. “Hay que estabilizarlo y luego comienza a ingerir alimentos”.
Raffalli aseguró que los índices de desnutrición se podrían bajar con una decisión de carácter administrativo y con políticas públicas. “En el 2010 empezamos a descender hacia el fondo en materia de nutrición”, advirtió.
Expresó su preocupación por el control del sector cárnico. “Con la estatización en lugar dde mejorar oferta y garantizar el producto lo que generó fue escasez (…) en teoría el ganado debe pasar por mataderos pero con las medidas del gobierno es grave la situación, hay riesgos en materia sanitaria”.
Por otro lado, dijo que la consecuencia de la falta de alimentos es que “las familias venezolanas consumían hasta hace algunos meses 9 tipos posibles de rubros y hoy se redujo a 4. La gente básicamente está comiendo un tubérculo, una proteína barata, maíz y aceite, es un patrón alimentario muy bajo y así no puede sobrevivir ninguna sociedad”.
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