El partido ante el CSKA era de los peligrosos, en esos que hay poco que ganar y mucho que perder, y el que mejor lo vivió en sus carnes fue Isco. La grada le recriminó, en el minuto 55, que no acabase bien una cabalgada de Vinícius. El malagueño se enredó en el recorte y no pudo finalizar con gol la acción.
Entonces el público, con el 0-2 y el consiguiente cabreo por el marcador, la tomó con él. Un amplio sector del fondo norte, donde entonces atacaba el equipo blanco, se levantó para ‘pedirle explicaciones’. Y llegó el momento de la discordia. Isco, con los brazos extendidos, mira al fondo y se queja.
¿Lo hizo con la grada o con el juez de área para pedir córner? La hinchada lo entendió como una afrenta al personal y durante unos diez minutos silbó a Isco en cada bola que tocó. Tras unas cuantas jugadas de ‘castigo’, una zona del Bernabéu interrumpió los pitos con aplausos hasta acallarlos.
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