La Unión Europea da ocho días a Nicolás Maduro para que convoque elecciones

La idea está encima de la mesa, pero todavía no cerrada: si Nicolás Maduro no convoca elecciones libres, justas y con todas las garantías en Venezuela en los próximos ocho días, la UE reconocerá a Juan Guaidó como presidente legítimo y su único interlocutor. Así lo ultimaron hoy los 28 en Bruselas tras comprobar que el régimen bolivariano no tenía intención alguna de mover ficha.

La UE se mueve despacio, defraudando siempre a quienes piden contundencia, inmediatez y esperan grandes gestos. Prefiere llegar bien a llegar pronto, buscar salidas a medio y largo plazo antes que seguir los impulsos y levantar muros. No es fácil coordinar la voz de 28 Estados miembros con intereses, ideologías y visiones muy diferentes, y lo ocurrido en Venezuela en la última semana es el mejor ejemplo de ello. Los embajadores europeos discutieron hoy todas las opciones en Bruselas, con tres posturas diferentes y en algún caso muy enfrentadas. El Gobierno español, en la línea de otros países como Alemania, Francia, Dinamarca o Reino Unido, se inclinan por reconocer al líder opositor Juan Guaidó como presidente «interino» si Maduro no accede a la petición de elecciones «libres e inmediatas». La convocatoria, que no la realización, para la que se asume que será necesario cierto tiempo, tanto por logística como para garantizar que de verdad sean justas para la oposición.

En medio, quienes no quieren precipitarse y ven un error posicionarse en contra del régimen. No porque simpaticen con el movimiento bolivariano, sino porque temen que la polarización lleve a la violencia y una toma de partido en Bruselas cree más problemas de los que solucione, dejando sin interlocutores a los herederos de Chávez más allá de Irán, Rusia o Turquía. Por último están quienes, como Grecia, se posicionan más cerca de Maduro que de Guaidó y no quieren en absoluto forzar su salida, y por ello hacen todo lo necesaria para retrasar, aguar e incluso bloquear decisiones que en último caso requiere unanimidad.

España lleva días en una posición nada cómoda. En cuestiones latinoamericanas es y tiene que ser siempre quien marque el ritmo en la UE, por sus conexiones y por sus intereses. «Es el único país en el que lo que ocurre en Venezuela es política nacional», ha resumido hoy el ministro de Exteriores, Josep Borrell. La posición de buena parte de los Estados miembros y de las instituciones, reflejada en mensajes mucho más tajantes por parte de los presidentes del Parlamento y del Consejo Europeo, es cada vez más firme. Pero el Gobierno de Sánchez, al llegar a Moncloa, dio un giro a la dura posición española y se decantó por el «diálogo y el compromiso» y no por la presión y las sanciones como única vía a seguir. Así que se encuentra ahora con la presión de tener que liderar con el ejemplo y las dudas internas sobre «cuál debe ser la línea de un gobierno progresista», según explican fuentes diplomáticas.

Por eso el paso al frente de Guaidó cogió a Madrid con el pie cambiado y por eso se ha visto una reacción de los 28 algo falta de reflejos. Se opta por una vía intermedia, «prudente y sensata», según todas las fuentes comunitarias y diplomáticas consultadas en Bruselas. Que refuerza el papel de la Asamblea Nacional, insta a Maduro a no usar la violencia y, desde hoy, le da una especie de ultimátum: una semana para convocar elecciones o resignarse al aislamiento internacional.

En realidad, las partes no tienen muy claro de hecho el siguiente paso. España, entre otros, aboga por un comunicado que diga que tras esos ocho días la UE «tomará medidas», mientras que otros prefieren un compromiso más vago con la fórmula de «considerará otras medidas». La versión final verá la luz en las próximas horas o días. Quizás después de que Naciones Unidas aclare también su postura este mismo sábado. Un nuevo comunicado de la Alta Representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, más ambicioso que el del pasado miércoles. No se espera sin embargo una reunión extraordinaria de Ministros de Exteriores, como apuntó Borrell tras el Consejo de Ministros.

La idea de forzar a los comicios llevaba desde el primer día en los borradores, pero la resolución inicial a 28 fue esperar a ver qué pasaba en Caracas. La violencia no se ha extendido al nivel que algunos temían, pero tampoco hay intención alguna del Gobierno de dar marcha atrás. Por eso la UE está satisfecha con una salida que ve coherente con su postura de siempre y que ofrece, a sus ojos, más garantías que el choque directo. A pesar de las críticas recibidas y las acusaciones de tibieza y dar la espalda al sufrimiento de millones de ciudadanos.

España se atribuyó hoy el «liderazgo» en todo el proceso y en esa idea en concreto, pero Alemania y Francia habían verbalizado antes y más claramente la estrategia, dejando en mal lugar al Ejecutivo de Sánchez, siempre un paso por detrás de sus socios internacionales. En la rueda de prensa del Consejo de Ministros, Borrell ha asegurado que en esos mismos instantes los embajadores COPS (Comité Político y de Seguridad, como son conocidos en la UE), debatían qué plazo dar a Caracas. Según indicó, existía una «mayoría por la labor» pero que se trataba una vez más de mantener la unanimidad, una voz única en política exterior. Borrell sostuvo que Sánchez ha hablado en las últimas horas con cinco países europeos además de los tres iberoamericanos -Colombia, Ecuador y Costa Rica- a cuyos presidentes vio en Davos para justificar que es España quien impulsa la posición sobre Venezuela.

El Mundo

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