Causa mucha preocupación el comportamiento consensuado de los factores políticos criollos e internacionales, incluyendo al Papa Francisco, cuando aseguran actúan a cuenta gotas para evitar un desenlace sangriento, sin embargo, mientras ésta espera transcurre, a diario mueren venezolanos producto de la violencia política, a manos de colectivos permisados, mueren por el hampa común impune, por falta de alimentos y medicinas… a los venezolanos si no nos agarra el chingo nos agarra el sin nariz.
La palabra mágica parece ser paciencia, en medio del desespero, en mitad de todas las carencias materiales, espirituales, en un contexto inhumanizado. Los que la perdieron se fueron del país, van más de 5 millones de “impacientes” (y siguen sumando) que dejaron vidas atrás. Existen también los que perdieron la paciencia pero continúan aquí esperando la oportunidad de irse. Quedan los “impacientes” que no tienen forma alguna de emigrar, se quedan ¡sobreviviendo! Por último, los que aún conservan estoicamente la paciencia, cada día son menos.
Cómo pedirle paciencia a quien pierde un ser querido producto del accionar de un arma por parte de estas bandas delictivas que actúan a diestra y siniestra sin temor a pagar consecuencias, cómo pedirle paciencia a alguien que ve morir un ser querido por falta de alimentos o por no poder conseguir o comprar medicinas, cómo pedir paciencia a quien ve su familia desintegrarse, marcharse con más incertidumbre que fe. Hay que tener entrañas impermeables para no sentir indignación.
No hay absolutamente nada que haga el chavismo continúe en el poder, seguirá aferrado como siempre lo ha estado, con violencia institucionalizada, misma que con Chávez fue más “sutil” por la bonanza petrolera, con Maduro ha sido mucho más intensa porque ya no puede comprar suficientes conciencias para aminorar las dramáticas consecuencias comunistoides. Quienes lo detractan, la inmensa mayoría de los venezolanos, han hecho todo lo democráticamente posible para superar el oscurantismo rojo, pero éste se niega rotundamente irse, sabe deberá pagar cada una de sus fechorías, trastadas nacionales e internacionales.
En 2019 al chavismo se le vencieron los últimos vestigios constitucionales, constitucionalidad que ahora es exclusiva de la oposición El régimen no cuenta con apoyo popular, más del 90% lo rechaza. La comunidad internacional influyente y determinante (países y organizaciones) lo desconoce como gobierno, ha dejado una estela de amargura y sufrimiento en sus dos décadas de reinado. Maniatando todos los caminos democráticos, el chavismo ha abonado el terreno de la confrontación, de la violencia ¿es allí donde pide ser encarado?
Es una ligereza señalar “los problemas de los venezolanos deben solucionarlos los venezolanos”, quienes lo predican parecen olvidar existe un régimen que usurpa el poder, con sus armas, recursos y violencia institucionalizada que usa de manera atroz contra un pueblo desarmado, con hambre, sin medicinas. Los venezolanos necesitamos mediación internacional para poder subvenirnos al oscurantismo rojo de 20 años, además, el chavismo dejó de ser un problema nuestro, es un problema mundial. Sí a los venezolanos nos dejan solos continuará el derramamiento de sangre y la muerte en cámara lenta ¡Seamos realistas!
No se trata de pedir intervención militar, protectorados, de exponer el pecho desnudo a indolentes fusiles, se trata de encontrar soluciones, acciones inmediatas a un escenario que está hipersobrepasadamente diagnosticado. Las fuerzas democráticas criollas y la mediación internacional deben encarar al chavismo en la forma que éste disponga ¡Ya!
Leandro Rodríguez / @leandrotango