Los venezolanos tenemos más de 200 años intentando hacer una República, el balance al 2019 es que aún estamos lejos de ella, pretender en una cuartilla explicar las razones del fracaso es atrevido, sin embargo me atrevo a decir que la falta de unidad sobre proyectos comunes y la ausencia de formación cívica han sido causas determinantes, un repaso de nuestra historia, será suficiente para darle sentido a esta hipótesis, contrario a corregir, enmendar o reformar, preferimos borrarlo todo y comenzar de nuevo, trajes a la medida de las elites de turno.
A través de sus 26 cartas magnas, los venezolanos hemos intentado en 26 oportunidades construir una República, en promedio lo intentamos cada 8 años, lo que evidentemente hace inviable un proyecto exitoso y sustentable a largo plazo.
El progreso y bienestar colectivo, lo que algunos definimos como Bien Común, no se decreta, por el contrario, debe construirse con mucho sacrificio y paciencia, es una obra común de quienes participan en ella, en el caso venezolano es responsabilidad indelegable, es y serán los venezolanos los únicos capaces de construirlo, pero para ello será necesario reivindicar un pacto social trascedente, inclusivo, democrático con un alto sentido de patria.
Hoy, Venezuela vuelve a vivir el resquebrajamiento de su tejido social, otro intento político fracasado y testarudo, incapaz de reconocer sus fracasos se aferran al poder entregando al país a intereses extranjeros, arrastrando a los venezolanos a un escenario de confrontación geopolítico internacional innecesario, cuyas consecuencias hoy son impredecibles.
La política debe servir como herramienta de la civilización para resguardar y garantizar la vida, la guerra es el atraso y el rostro negativo de ella, sin acuerdos la política no tiene sentido, es quizás, la declaración de los derechos humanos una de las obras políticas más hermosa de la humanidad, cuidarla y cumplirla es un deber sagrado de todas las naciones del mundo.
La confrontación bélica debe evitarse en Venezuela, los venezolanos debemos ser capaces de superar esta crisis en paz, sin exclusiones, los actores políticos deben ponerse de acuerdo en resguardar la integridad del pueblo, al final de cuentas, es este quien tiene el poder de legitimar los destinos de la nación y elegir sus gobernantes.
Estamos cerrando las puertas de otra etapa de nuestra historia, aquel “por ahora…” expresado por Chavez en el año 1992 debe quedar enterrado para siempre y sus palabras de rendición: “es tiempo de evitar más derramamiento de sangre, es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones, el país tiene que enrumbarse hacia un destino mejor…depongan las armas porque los objetivos es imposible que los logremos” sirvan de reflexión para quienes aun equivocadamente pretenden sostener algo insostenible.
Son buenos tiempos de reflexión y encuentro para reivindicar nuestro espíritu republicano y democrático, sirva entonces estos difíciles años de nuestra historia como aprendizaje para el presente y el futuro. Es buen momento para recordar a Abraham Lincoln cuando en uno de sus extraordinarios discursos dijo: «Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse.» Esto es el principio básico y fundamental de toda aquella nación que aspire progreso y bienestar para sus nacionales, sino partimos de este principio la Republica será inalcanzable.
José Lombardi / @lombardijose