Una extraordinaria y paciente siembra en casi todos los países occidentales denunciando al régimen venezolano como una tiranía de corte comunista, dio sus frutos convertidos en el compromiso de muchos de ellos en ayudar a eliminar este problema que ha llevado a la población a niveles impensables de miseria.
Mucha agua corrió bajo el puente. Con trampas y ventajas el supuesto presidente simuló unas elecciones y se hizo reelegir cosa que fue desconocida por la mayoría de las naciones libres. Finalmente se concretó una acción conjunta para introducir a Venezuela ayuda humanitaria para desnutridos y enfermos graves. El 23 de febrero de 2019 fue el día elegido para eso. Desde Colombia y Brasil se movieron camiones con alimentos y medicinas y un barco también descargaría la ayuda humanitaria en Puerto Cabello.
El intento fue reprimido salvajemente a tiros por el régimen, con la quema de camiones y represión con muertos y heridos. El barco debió regresar a aguas internacionales bajo la amenaza de hundirlo.
El pez había mordido la carnada
A la vista del planeta entero el régimen mostró sus peores garras y lo despiadado de sus acciones. Nadie entendía como negarse a recibir ayuda para sus ciudadanos. Hizo todo lo que tenía que hacer para justificar una intervención militar que terminase con la dictadura.
Algunos analistas dirán que el régimen no tenía opción. Haber dejado entrar la ayuda hacía que perdiese el control del país. Era como un pequeño hilo que al tirar de él descosía todo el vestido de la hegemonía. Lo cierto es que ya la suerte está echada y Venezuela entra ahora en una etapa de conflicto armado real.
Una coalición de países plantará conflicto contra el régimen tiránico.Pero no se trata de una guerra entre naciones ya que el 90% de los venezolanos también desea que la dictadura termine y ayudará desde adentro en todo lo que pueda.
El cómo sucederán las cosas corresponde al secreto militar, pero pareciera que, al menos, fuerzas de Brasil, Colombia y Estados Unidos participarán fuertemente. El grupo de militares que por ahora apoya al tirano también muestra indicios de debilitamiento en los mandos. Realmente la mayoría de los oficiales no tienen experiencia en estas cosas y solo han olido pólvora en fiestas patronales. Es de esperar que Cuba, el principal protector de la dictadura, se haga presente con algún apoyo de aviones y tropa y eso les daría a los gringos la excusa perfecta para atacar también a la isla, cosa con la que han soñado desde hace mucho. Al fin del cabo esta refriega la están conduciendo los cubanos. Los soldados venezolanos solo hacen de carne de cañon.
Como se ven las cosas, y de no ocurrir antes algún pronunciamiento importante, pareciera que será una guerra corta. Nuestro pronóstico es que los generales manifestarán, luego de algunos fogonazos, su desconocimiento a la dictadura y su subordinación a Guaidó.
Pero allí no terminará la cosa. Si bien se tomará el mando del país representado con la entrada a Miraflores del nuevo presidente interino, aún quedarán focos de fanáticos haciendo ataques dispersos. Los dirigentes de colectivos, algunos narcotraficantes, grupos del ELN y el terrorismo internacional verán su nido arder y tratarán de salvarse. Quedarán cada vez más aislados hasta quedesaparezcan.
Los muchos que predecían que los rojos no saldrían sino por la fuerza dieron en el clavo. Pero también es cierto que nunca habríamos llegado hasta aquí sin haber transitado todas las etapas civilizadas para la solución del conflicto. Solo hasta que el mundo entero vibró con nuestra tragedia se puso sobre la mesa una solución de fuerza pues las otras, ahora muy claro,demostraron ser inútiles.
El Foro de Sao Paulo llega a su peor tragedia. Perder Venezuela es casi perderlo todo. Es el fin de un sueño que por fanático se ahogó en sus propias redes. Una utopía que fabricó su suicidio.
Los venezolanos podemos estar ya seguros de que la pesadilla está por terminar.
Viva Venezuela.
Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es