El recurrente desabastecimiento de medicinas, agua, energía, y, sobre todo, de comida hizo que este martes centenares de venezolanos cruzaran por la fuerza el puente Simón Bolívar, que comunica al estado del Táchira con la colombiana Cúcuta, lo que generó momentos de tensión en la frontera.
Desesperados por la crisis que afecta a su país, cientos de personas rompieron el bloqueo impuesto por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada) en el principal cruce fronterizo entre ambos países para conseguir lo que no encuentran en Venezuela.
En medio del puente, dos contenedores obstaculizan el paso por orden de Nicolás Maduro, luego de que el gobernante rompiera relaciones con Colombia el pasado 23 de febrero.
Ante esta situación y por la escasez de productos de primera necesidad en Venezuela, miles de personas se han visto obligadas a cruzar la frontera desde entonces por las trochas.
De esta manera, esos pasos ilegales se habían convertido en el único camino que tenían miles de venezolanos para acceder a las provisiones y servicios públicos con los que no cuentan en su país.
Sin embargo, este martes, las trochas por las que se cruza el río Táchira, frontera natural entre los dos países, se vieron obstaculizadas por la creciente causada por los torrenciales aguaceros de los últimos días.
Eso obligó a miles de personas a concentrarse a lado y lado del puente Simón Bolívar, donde la urgencia se apoderó de una muchedumbre que corrió hacia el lado colombiano, pasando por encima de los contenedores que bloqueaban el puente.
Alexandra Molina, quien se encontraba entre la marea de gente junto a su esposo y sus dos hijos pequeños, no aguantó más porque necesita “solucionar muchos asuntos” que en su país no pueden.
“Estábamos ahí queriendo pasar como todo venezolano hacia Colombia para solucionar, pero es que eso es inhumano, es una humillación para nosotros, ningún ser humano se merece lo que nos está pasando”, dijo Molina a Efe.
La mujer, que venía de la ciudad venezolana de San Cristóbal, cercana a la frontera, logró cruzar en medio del caos que se vivió por unos minutos en el puente para visitar a su suegro que sufre de diabetes y se encuentra en un hospital en Cúcuta.
“Si no lo hubiésemos sacado de Venezuela mi suegro se muere, porque no hay como atenderlo”, agregó.
Por otra parte, la crisis en Venezuela se ha visto agudizada en los últimos días por los continuos apagones que se presentan a lo largo y ancho del país, lo que ha ocasionado que se paralicen parte de las actividades económicas y que falle la prestación del servicio de acueducto.
Para muchos, la situación es agobiante como es el caso de Blanca Arango, una venezolana que viene a Cúcuta desde la ciudad de Rubio, en el estado Táchira, para vender chatarra y así poder comprar alimento para ella y su familia.
Con ira en su voz demuestra su agotamiento ante la crisis que atraviesa el país.
“Allá estamos aguantando hambre, eso es mentira que estamos bien, estamos pasando hambre, la gente se está muriendo, no hay medicina, no hay nada”, afirmó a Efe.
Tras el breve momento de confusión que se presentó este martes en la frontera, la GNB permitió el ingreso y salida del país a las personas que se encontraban apostadas en el puente sin restricción alguna.
Cientos de personas comenzaron a cruzar hacia Colombia con enormes maletas que seguramente buscarán llenar de provisiones, mientras que otros tantos hacían una interminable fila cargando las maletas y costales que ya habían podido llenar con productos que esperan llevar hacía Venezuela.
Carlos Useche, que se encontraba en el Simón Bolívar junto a su esposa, es uno de los muchos ancianos que se ven obligados a cruzar la frontera como puedan.
A sus 74 años, debe viajar desde San Cristóbal hasta Cúcuta para comprar sus alimentos.
“Yo vine a buscar un poquito de mercado porque allá no se consigue. Están los anaqueles llenos de comida, pero nosotros vamos y miramos porque no tenemos plata para comprar, no nos alcanza porque un solo artículo vale prácticamente el salario mínimo de un trabajador”, contó Useche a Efe.
Este hombre mantiene la incertidumbre de cómo regresará a su país, ya que las trochas no son una opción y la enorme cantidad de personas queriendo pasar por el puente le desanima.
Además se encuentra solo con su esposa en esta travesía, ya que sus hijos se fueron a Ecuador y Perú en busca de oportunidades.
“Estoy pensando es que me va a tocar quedarme aquí a la intemperie con mi señora, que estamos viejitos, porque los hijos se nos fueron porque no tenían futuro, el futuro lo tiene Maduro negado para toda Venezuela”, concluyó.
EFE