El sargento mayor de tercera del Ejército, adscrito al Destacamento 642 del Batallón de Ferroviarios en Palúa, Paul Hourry Rivero Sarabia, de 31 años, falleció la mañana de este domingo, luego que varios sujetos arremetieran en su contra para despojarlo de su arma reglamentaria, un fusil AK-103, cuando se encontraba resguardando las instalaciones de la subestación eléctrica de San Félix, ubicada en la avenida Gumilla, frente al sector Manoa.
Al parecer, los maleantes quienes llegaron a bordo de una camioneta doble cabina, de color gris, esperaron que el efectivo militar quedara solo para ejecutar su macabro plan. Una vez que en lugar no hubo mayor presencia de militares, los homicidas ingresaron a la fuerza a la casilla de seguridad, donde se encontraba Rivero y le dispararon varias veces, hasta dejarlo sin signos vitales.
Tras llevar a cabo el crimen, cargaron con el arma de alto calibre que el militar tenía asignada para realizar su guardia y se marcharon. El cadáver quedó tendido en la silla que utilizaba para descansar.
Quienes lograron visualizar el hecho no lograron dar mayores detalles de los involucrados.
En cuanto al carro utilizado por estos para cometer su fechoría, además de la pocas características antes expuestas, mencionaron que se trata de una camioneta modelo Dimax, desconociéndose más datos.
De manera extraoficial se supo que el castrense llevaba poco tiempo de haber reemplazado a su compañero, por lo que se presume que los responsables ya tenían tiempo planeando el ataque y aprovecharon la poca presencia de autos y personas en los alrededores para proceder a la acción delictiva.
Al sitio acudieron personal del alto mando del Ejército, así como detectives de la División Contra Homicidios del Cicpc, quienes se encargaron de pesquisar el lugar y el posterior traslado del cuerpo para la morgue de la policía científica. Alrededor quedaron esparcidas aproximadamente 13 conchas calibre 9mm, que serán evaluadas por los expertos.
Una vez conocidos los escasos detalles del auto involucrado, funcionarios de los distintos cuerpos de seguridad activaron un rastreo por todo el perímetro, en busca de los atacantes, sin embargo, al cierre de la edición se desconocía los resultados de la búsqueda.
Señalan a banda de Francisca Duarte
Con respecto a este hecho que se generó en el municipio Caroní y que con el pasar de los días se va convirtiendo en una situación habitual, se conoció de manera extraoficial que aparentemente entre los sujetos que actuaron en la ejecución participaron líderes pertenecientes a la banda delictiva que opera en el sector IV de Francisca Duarte, quienes mantienen en zozobra a toda la comunidad y que además, han sido señalados por perpetrar ataques contra los cuerpos de seguridad.
Fuentes extraoficiales señalaron a alias Cara Sucia y el Cosa, como uno de los que participaron en el hecho.
Hechos repetitivos
Entre el 2018 y 2019, los ataques a efectivos militares se ha convertido en rutina, castrenses son atacados por grupos armados con un solo propósito: apoderarse de los armamentos.
En mayo del año pasado el sargento primero, José Mata Rojas, fue asesinado a puñaladas, mientras que su compañera la alférez de navío, Angelis Cardozo resultó herida, luego que varios hombres armados ingresaron a la instalaciones del Complejo Hidroeléctrico Simón Bolívar, en Guri y los atacaron. En esa ocasión los delincuentes lograron llevarse del parque de armas, cuatro fusiles AK-103, además de una pistola 9mm.
A principios del 2019, un caso similar se reportó en la población de Upata, en esta oportunidad fueron encontrados sin vida dos militares, en la alcabala de la Guardia Nacional Bolivariana ubicada en el Retumbo, municipio Piar.
En este hecho, los soldados recibieron los tiros en la cabeza, para ese entonces se llevaron los dos fusiles AK-103 de los militares y dos cargadores contentivos de 30 balas cada uno.
Investigaciones en curso
En todos los hechos perpetrados a militares, las investigaciones se mantienen en curso, así como la ubicación de los armamentos que delincuentes que cargaron para cometer sus delitos y así generar miedo, zozobra y temor en los bolivarenses.
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