El paso por el puente internacional Simón Bolívar que comunica a Villa del Rosario, en el departamento Norte de Santander, con San Antonio, en el estado Táchira, es intermitente. No ha sido abierto de manera general por el gobierno de Venezuela, pero los militares allí destacados permiten a muchos ciudadanos cruzarlo al retornar a territorio venezolano sin ningún problema.
El paso binacional continúa restringido, según informó Migración Colombia, pero las personas en la mayoría de los casos se desplazan en horas de la mañana por las trochas. Los pasos más usados son los cercanos a la trocha conocida como CDI, paralela al puente internacional, que según los entendidos es la más corta para ir y venir entre ambas naciones.
Desde hace varios días han desaparecido los cobradores de peaje, es decir, los grupos de hombres que obligaban a las personas a pagar desde dos mil pesos para cruzar el cauce del río Táchira y llegar a La Parada, primera comunidad de Colombia que da la bienvenida a los venezolanos.
De regreso, el paso es normal por el puente internacional, siempre y cuando las personas no exageren con bultos de alimentos y paquetes. “Se debe pasar lo normal para alimentar una o dos familias, pero no los bultos de arroz, azúcar o cajas de otros víveres porque eso es para comercio”, dijo un maletero que aseguró que el paso por el puente es normal, especialmente luego de la una de la tarde.
Las autoridades de Venezuela han reiterado que en sentido hacia Colombia, desde las 5:00 de la mañana las personas que tienen permitido transitar por este corredor entre ambos países son los estudiantes, las personas enfermas y sus acompañantes, así como embarazadas y personas de la tercera edad.
Sobre el puente internacional Simón Bolívar permanecen dos contenedores colocados por las autoridades venezolanos como medida preventiva para evitar el ingreso de vehículos por esta vía. Debido a estos obstáculos el espacio para cruzar es reducido, pasan solo dos o tres personas al mismo momento.
En el desplazamiento los militares, efectivos de la Guardia Nacional, revisan de manera aleatoria los paquetes cargados por los maleteros o las maletas de los viajeros. Generalmente no hay retención de nada.
Constructores de caminos
Quienes sí esperan la colaboración de las personas que pasan por las trochas son los hombres y mujeres, de todas las edades, que se han dedicado a construir y reparar los puentes construidos sobre las aguas del río Táchira y garantizar a todos, especialmente a las mujeres y adultos mayores no mojarse los zapatos.
— ¡Colaboren con nosotros! ¡colaboren! –grita una mujer en la entrada a uno de los pasos. En su mano derecha sostiene un vaso plástico con monedas, donde las personas colocan su aporte- Si no colaboran nadie podrá armar más puentes —, dijo.
Como ella, muchos reiteran el mensaje. En el lugar hay diversas construcciones: unas solamente con piedras, otras con tablas de madera, todas con el mismo objetivo permitir y venir entre ambas naciones.
La Nación