El meollo de la crisis política, económica y social de Venezuela radica en que la dirigencia que adversa al régimen no ha querido comprender lo que está enfrentando no es una dictadura tradicional ¡es castrismo! probablemente, junto a Corea del Norte, lo más granado en regímenes totalitarios que en su oprimido feudo (Cuba) suma 6 décadas de atrocidades. Ha sido un régimen que se ha sabido sobrevivir a los cambios que se ha sometido el mundo entero todo ese tiempo.
Su característica primordial es la opresión; constriñe derechos y libertades como la libertad de pensamiento, de opinión, información, política y económica. La otra característica primordial es el abono de necesidades, promueve la crisis económica a fin sea el régimen el único que puede dar o quitar, así doblegar a una población inhumanamente debilitada. La tercera variable es la creación de una élite cívico militar autoengrandecida e intocable, todopoderosa, que se usufructúa de los recursos e instituciones públicos a beneplácito propio, a expensas de un pueblo condenado a la sobrevivencia indigna. Como un factor agregado, nos topamos que el castrismo privilegia relaciones internacionales con regímenes cuestionados en su legalidad, legitimidad, incursos en terrorismo, narcotráfico, crímenes de lesa humanidad, entre otros.
De este modo, el castrismo burla todo lo circunscrito a lo democrático, se autovanagloria de ser profundamente democrático trillando en sus discursos elementos nacionalistas, adelantando procesos electorales, pero bajo la inflexible tutela del partido único, el comunista, principal arma de estos dictadores, fragua procesos sin oposición ni gatantías de ningún tipo. Así, ha utilizado el dialogo y las diligencias internacionales como mecanismos dilatorios, principalmente para paliar crisis puntuales, al final, continúa con su sistema de gobierno sombrío, aniquilador de esperanzas, superación.
La oposición venezolana repite los errores históricos que la oposición cubana y la comunidad internacional cometieron con los Castro, se permite que el régimen imponga agenda aun cuando no presenta el más mínimo atisbo de legalidad ni legitimidad. Muy lamentablemente, el chavismo (castrismo venezolano) ha socavado todas las bases democráticas, ha utilizado el estandarte democrático como fachada, eliminando de raíz todos los mecanismos pacíficos de solución de conflicto, incluso, en su peor momento de crisis desde que llegó al poder, huye hacia delante, arremetiendo con todo contra sus detractores.
Parafraseando el slogan de Guaidó “Íbamos bien”, se logró el reconocimiento de un gobierno constitucional, con el respaldo legítimo de la inmensa mayoría de los venezolanos, la oposición logró capitalizar el descontento contra el castrismo venezolano, se continúa sancionando a las principales figuras del régimen, entre otras estrategias, sin embargo, el fin último no se materializa, no se vislumbra el retorno de la constitucionalidad, al contrario, el chavismo se ancla al poder a todo costo. Lo hace porque lo mostrado hasta ahora por la oposición y factores internacionales ya lo ha visto antes en Cuba, sanciones coleccionables y bloqueos parciales, con todo ello lleva 60 años en el poder y sumando.
¿Iremos bien? La respuesta no es sencilla, se debe ahondar en escenarios nunca probados, los venezolanos han puesto mucha sangre, sudor y lágrimas, se ha demostrado solos no pueden contra un castrismo que no teme usar todo cuanto posee para preservar el poder. Es requerida con carácter insustituible la mediación internacional donde China, Rusia y Estados Unidos son determinantes y Cuba tiene la última palabra ¡Si Cuba!
Por último, señalamos que absolutamente todo lo que posee el chavismo es ilegal, ilegitimo y por la violencia, no se puede tratar democráticamente a quien solo ha hecho de la democracia una trampa para esclavizar hombres y mujeres, manipulándoles a través de necesidades que el mismo crea y empeora. Iremos bien y para mejor cuando asimilemos todo esto.
Leandro Rodríguez / @leandrotango