Cuando en un país como Venezuela, 19.8 millones de venezolanos se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, 6.9 millones no tienen acceso a medicamentos por el desabastecimiento y altos costos de los pocos disponibles, 80% de los hogares venezolanos están en situación de inseguridad alimentaria, 11.8 millones de venezolanos viven con ingresos mínimos que sólo alcanzan para el 5% de la canasta básica, 3500 venezolanos están en riesgo de muerte por la suspensión del programa nacional de Procura de Órganos y que 26 niños del Hospital JM de los Ríos, por mencionar un solo hospital, están en riesgo de muerte a la espera de un trasplante de médula ósea, sin duda que estamos hablando de una agudización de la emergencia humanitaria compleja ya alcanzada y ahora superada en Venezuela.
Cuando hablamos de una agudización de la emergencia humanitaria compleja nos sumamos a las voces de alerta que desde el Parlamento Nacional se encendieron para llamar la atención a cerca de una inminente Catástrofe Humanitaria.
Pero para entender tal alarma en su justo contexto nos queremos referir a lo que la Organización Mundial de la Salud define por Catástrofe, según este ente, es cualquier fenómeno que deriva en perjuicios económicos, pérdida de vidas humanas, deterioro de la salud y del servicio sanitario en medida suficiente para exigir una respuesta extraordinaria de sectores ajenos de la comunidad que resulta afectada. Para las Naciones Unidas, se trata de una ruptura grave en el funcionamiento de una sociedad con pérdidas de vidas humanas materiales y de una tal amplitud que excede la capacidad de la mencionada sociedad para enfrentarlo.
Si tomamos estas dos concepciones y las contrastamos con las cifras de la crisis que se reporta en Venezuela, el cambio de estatus de emergencia compleja a catástrofe es cuestión de horas, o peor, de vidas.
Se trata de una situación extrema cuya solución pasa por medidas también extremas. Una condición de emergencia compleja puede ser solventada aún con acciones puntuales como la Ayuda Humanitaria, pero cuando esa condición trasciende a catástrofe, amerita entonces ejecutar una serie de acciones para poner fin a la raíz del mal que la causó.
Desde el gobierno del Presidente ( E ) Juan Guaidó y desde la Coalición Ayuda y Libertad Venezuela hemos intentado por todos los medios que la Ayuda Humanitaria ingrese en las cantidades y medidas que nuestros hermanos venezolanos urgen, sin embargo, esta tarea ha sido saboteada y obstaculizada criminalmente por el régimen de Nicolás Maduro.
Es Maduro, el usurpador, con su obcecada obsesión por el poder, el principal responsable de las muertes de venezolanos y por ende es él, el único culpable de que Venezuela pase a nivel de catástrofe. Por lo que nos queda claro a los venezolanos y a todas las naciones demócratas del mundo, que la única manera de frenar las muertes en nuestro país y evitar esta catástrofe, es poner fin a la usurpación.
Aplaudimos las iniciativas de la Asamblea Nacional enmarcadas en este propósito, el reingreso de Venezuela en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la propuesta de instrumentos como el establecido en el Art. 187 en su numeral 11 de la Constitución que puede autorizar la entrada de una misión internacional al país.
Nos sumamos a la petición del Parlamento de requerir a las naciones aliadas tomen acciones de presión aun más contundentes y determinantes, para que los usurpadores dejen de condenar a muerte a los venezolanos y no sigan utilizando el dinero del Estado para la compra de armas de guerra.
La catástrofe humanitaria en Venezuela es inminente, como inminente son las medidas que han de tomarse para frenarla.
Y mientras, los miles de pacientes en riesgo de muerte en nuestro país sepan que no están solos, los niños del Hospital JM de los Ríos y sus padres no están solos, los millones de venezolanos en vulnerabilidad alimentaria tampoco están solos, el mundo está atento y tiene la disposición de actuar, los diputados de la Asamblea Nacional también observan y deciden y desde la Coalición Ayuda y Libertad cumplimos con nuestra misión de mantenernos alerta y actuar de forma inmediata, todo en función de salvar vidas.
Ya en Venezuela está a punto de desatarse una catástrofe humanitaria, todos estamos atentos y dispuestos a evitarla, sin embargo, el que se niega a percatarse y asumir las culpas de todo ello es precisamente el causante de este desastre.
Tal como lo hemos ratificado, la mejor ayuda que los venezolanos podemos recibir de las naciones demócratas, de las Fuerzas Armadas, de nuestra Asamblea Nacional y de todos los factores de oposición unidos, es el cese de la usurpación, un gobierno de transición y finalmente elecciones libres.
Lester Toledo / @LesterToledo