Miles de manifestantes confluyeron este viernes en la sede de la policía de Hong Kong para exigir la dimisión de la jefa del gobierno local y la liberación de los detenidos estos últimos días, en la peor crisis que atraviesa la excolonia británica en décadas.
Los manifestantes exigen que el gobierno de Hong Kong elimine por completo un controvertido proyecto de ley sobre extradiciones a la China continental y también piden la renuncia de la jefa del poder ejecutivo local, Carrie Lam.
Exigen además la liberación inmediata de las personas arrestadas durante las recientes protestas, y la apertura de una investigación de las denuncias de brutalidad policial.
Los manifestantes, que empezaron dirigiéndose hacia el centro de la ciudad esta mañana, iban en su mayoría vestidos de negro, el color que predominó el domingo pasado en la colosal protesta que reunió a unos dos millones de personas.
Muchos participantes, con máscaras y gritando lemas contra el poder, bloquearon temporalmente Harcourt Road, un gran eje situado delante del parlamento local.
En medio de un calor sofocante, se dirigieron luego hacia la sede de la policía, exigiendo la puesta en libertad de los manifestantes detenidos recientemente, al grito de «vergüenza de policía mafiosa».
La organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional afirmó que había verificado múltiples ejemplos de violencia policial que violaban las normas internacionales.
Algunos manifestantes desplazaron barreras de seguridad para levantar barricadas ante el recinto policial.
– Equipo de negociadores –
«La multitud importante que rodea la sede de la policía (…) puede hacer difícil (la labor de) los servicios de urgencia», advirtió a la prensa Yu Hoi Kwan, una de las responsables de la policía hongkonesa, haciendo un llamado para que los manifestantes se dispersen.
Esta responsable anunció que iban a enviar a un equipo de negociadores para dialogar con los manifestantes.
Esta nueva protesta tiene lugar después de que el gobierno local de Hong Kong se negó a cumplir con las reivindicaciones de las masivas manifestaciones de las últimas semanas.
Esas enormes protestas fueron desatadas por el proyecto de ley que abría la puerta a que ciudadanos de Hong Kong sean extraditados a la China continental, una iniciativa que fue postergada pero no definitivamente eliminada.
«Física y mentalmente, estoy muy cansado. Pero no hay otra forma, como ciudadano de Hong Kong uno no puede dejar de manifestarse», dijo Cheung Po Lam, un estudiante de 21 años.
«Estoy muy insatisfecho con la actitud» del gobierno, añadió.
Entre los manifestantes era posible ver el viernes personas portando carteles que pedían a la policía que no dispare, en una referencia a la represión policial registrada hace una semana contra las protestas.
«El gobierno aún no ha respondido a nuestras reivindicaciones. Después de todos estos días (…) siguen hablando de tonterías y echándose la culpa mutuamente», dijo Poyee Chan, de 28 años.
– Convocatoria estudiantil –
La convocatoria de las manifestaciones de este viernes fue lanzada por gremios estudiantiles apoyados en las redes sociales.
«Florecer por todas partes», decía uno de los documentos que circuló en la aplicación de mensajería Telegram.
«Hay muchas formas de participar. Piensa cuidadosamente en tu propia forma de mostrar tu amor por Hong Kong. El 21 de junio no es el fin de la lucha, habrá más en los próximos días», rezaba otro mensaje.
En paralelo, un exministro filipino de Relaciones Exteriores que se había opuesto a Pekín no fue autorizado este viernes a entrar en el territorio y fue devuelto a Filipinas, denunciaron sus abogados.
Albert del Rosario, que quiso poner freno a las ambiciones de las autoridades chinas en el mar de China Meridional al recurrir al tribunal arbitral internacional en 2013, fue retenido por los servicios de inmigración a su llegada a Hong Kong.
AFP