Por estos días nos tocó la agradable tarea de participar en una mesa que analizaba uno de los muchos temas que forman el llamado Plan País que se utilizará en el proceso de recuperación de Venezuela. Aunque ya hay bastante escrito, las puertas de nuevos aportes, principalmente de las regiones, siguen abiertas.
Si bien no era el tema de nuestra mesa, uno de los asuntos que resalta en los preparativos para la recuperación nacional, en especial para los estados fronterizos, es el de la inseguridad. La presencia de irregulares del ELN y paramilitares dominando grandes extensiones de territorio venezolano llega ya a las grandes ciudades. También, en la zona del llamado arco minero, en pleno corazón del territorio, campean los grupos irregulares armados.
Cualquier País enfrentaría a balazos a estos grupos, pero resulta que, para nuestros actuales mandones, estos tipos son amigos del alma, así que no solo se les permite la estadía, sino que además se les ayuda en sus necesidades.
Algo parecido ocurre con cuanto bicho de uña hay en el planeta que sea enemigo de los gringos, así tenemos madrigueras policrómicas con selectas muestras de iraníes, hezbolá, rusos, chinos, cubanos, etarras, cada quien buscando como maromear, vender o robar algo y echarle vainas al imperio.
El contrabando de combustible, las coimas en las aduanas y las “bajada de mula” en las alcabalas rozanlo insólito. Me contaban que de cien sacos de cebollas que alguien traía a Maracaibo solo llegaron cincuenta pues los otros sirvieron como el pago de paso.
Otro asunto es el del narcotráfico. Venezuela se ha convertido en el mayor distribuidor de las Américas y los expertos calculan que circula por nuestro territorio el 40% del consumo mundial de droga. Aunque estas operaciones delictivas se realizan en secreto, abundan los rumores de que miembros importantes de las Fuerzas Armadas participan activa o pasivamente en este negocio.
También el régimen ha ido creando grupos fanatizados, que de alguna forma obtienen armas de alto calibre. Hasta unaministra dio declaraciones pavoneándose de que tenía varios miles de presos entrenados para la guerra contra el imperio.La muy mala situación económica potencia el delito en todas sus facetas como secuestros, robos, sicariatos, contrabando, abigeato y hasta el ciudadano común, presionado por la necesidad,se añade a los ilícitos menores.
La recuperación del País se encontrará con estetenebroso escenario y con el agravante de que las Fuerzas Armadas y los equipos de seguridad del Estado han sido tan bombardeados durante muchos años con información comunistoide cubana, que parecieran estar viviendoen la onda de lo revolucionario ramplón. Dicho de otra forma, no tenemos el mecanismo para arreglar los problemas que requieren el uso moral de la fuerza y no existe autoridad confiable para proteger a un nuevo gobierno.
Pareciera claro entonces que se va a necesitar una fuerza temporal externa mientras se arregla la nuestra. El asunto es tan delicado que, aunque llegásemos a una transición vía negociación y elecciones limpias, el próximo presidente no contaría con un respaldo sólido de la institución armada, ni de los equipos de seguridad del Estado.
Construir una fuerza temporal grande y lealde ocupación que garantice la estabilidad del nuevo gobierno es la respuesta al mayor problema a enfrentar. Posiblemente la misma DEA debe reasumir su presencia para ayudarnos con el monstruoso problema del narcotráfico y no sería absurdo pensar en replicar un “Plan Colombia” para combatir a los guerrilleros y los grupos irregulares.
Venezuela ha llegado a unos niveles de inseguridad, deterioro y corrupción tan grandes que solo mediante medidas extraordinarias podremos salir de este problema.
Pero que nadie lo dude, nada nos detendrá en la tarea de recuperara nuestro País tricolor.
Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es