Coco Gauff no ha tardado nada en convertirse en una especialista de remontadas.
A sus precoces 15 años, no hay margen en contra que le asuste. Lo confirmó en su bautismo en un Abierto de Estados Unidos la noche del martes, de manera idéntica a lo que hizo en Wimbledon el mes pasado.
Mientras sus padres saltaban emocionados en sus asientos de primera fila y un ruidoso público local le respaldaba en el estadio Louis Armstrong, Gauff quedó perdiendo por un set y un quiebre. Estuvo otra vez un quiebre abajo en el tercer set, antes de derrotar 3-6, 6-2, 6-4 a la rusa Anastasia Potapova.
“Traté de calmarme”, dijo Gauff. “Tenía un pie afuera”.
Y vaya que lo tuvo. Pero con la personalidad con la que levantó bolas de partidos en la Cancha Central del All England Club en su vibrante marcha a los octavos de final de Wimbledon, Gauff no claudicó.
A todo esto, su padre y madre celebraron cada punto obtenido por su hija.
“Creo que les voy a causar un infarto, especialmente a mi mami”, dijo Gauff. “Y mi papi, parece que quedó algo exhausto”.
Más allá de la potencia de su saque y la calidad de sus golpes, la estadounidense exhibe una notable habilidad para hacer ajustes en pleno partidos y buscar soluciones para ganarle a rivales de mayor edad.
Gauff era la 313 del ranking cuando recibió la invitación de wildcard para la fase previa de Wimbledon, procedió a convertirse en la jugadora más joven en sortear esas rondas preliminares en el prestigioso torneo para competir por primera vez en un Grand Slam.
Luego de vencer a Venus Williams en la primera ronda, a una semifinalista de Wimbledon 2017 en la segunda, Gauff alcanzó la segunda semana hasta que su sorpresiva marcha fue frenada por la eventual campeona Simona Halep.
Fue lo que persuadió a la Asociación Estadounidense de Tenis para expedirle un wildcard que le permite participar en este torneo.
Pero hay cosas que son nuevas para la número 140 del ranking. Cuando se le preguntó sobre el próximo partido, no tenía idea clara sobre el día.
La respuesta, desde luego, es el jueves, ya que los jugadores se alternan días en la primera semana en un grande. Hay que entenderla, ya que este es apenas su segundo Slam con los adultos.
“Sigo acostumbrada a los juniors”, dijo Gauff. “Se me olvidó que tengo el día libre”.
Fue un agitado segundo día en el último Grand Slam del año, en el que la campeona defensora Naomi Osaka sufrió para salir adelante y el español Rafael Nadal no pasó apuros en su primera prueba.
Nadal, tres veces campeón en Flushing Meadows, despachó a 6-3, 6-2, 6-2 a John Millman, el australiano que eliminó a Roger Federer en la cuarta ronda de la edición del año pasado.
Por la tarde, dos varones que están en el Top 10 y se les menciones como posibles futuros campeones cayeron a las primeras de cambio por segundo Slam seguido: Dominic Thiem (4to cabeza de serie) y Stefanos Tsitsipas (8vo). También se despidió el español Roberto Bautista Agut (10mo), reciente semifinalista en Wimbledon.
En el último duelo de la noche, Nick Kyrgios doblegó 6-3, 7-6 (1), 6-4 a Steve Johnson. Era casi medianoche cuando el duelo comenzó, pero el australiano Kyrgios mantuvo atento al público con su combinación habitual de gran tenis y malas palabras.
Recibió una advertencia en el segundo set por proferir una maldición cuando un fanático se movió detrás de la línea de fondo.
En el complicado trámite de su debut, Osaka puso su mano derecha como si fuera una pistola y apuntó dos de los dedos a su sien, con una mirada lúgubre en dirección a los que las acompañan en su palco.
Acababa de ceder el segundo set, instantes después de malograr un match point, al poner en marcha la defensa de su título. De vuelta al estadio Arthur Ashe, donde venció a Serena Williams en la caótica final del año pasado, la máxima cabeza de serie debió emplearse a fondo para salir victoriosa 6-4, 6-7 (5), 6-2 ante Anna Blinkova, una rusa que inició la semana como la 84 del ranking, en la primera ronda.
“No creo que haber estado tan nerviosa en mi vida”, dijo Osaka en la entrevista a pie de cancha. “He empezado a cámara lenta y nunca pude encontrar mi ritmo”.
La japonesa de 21 años llevó puesta una manga en su rodilla izquierda, la articulación que le causó molestias recientemente.
Pero las dificultades de su debut no obedecieron a su movilidad, sino más bien a sus imprecisiones. Osaka acabó con 50 errores no forzados, el doble de los 22 de Blinkova.
“Sales con la intención de lucirte tras lograrlo el año pasado”, respondió Osaka cuando se le preguntó porque estaba tan ansiosa al verse abajo 3-0 y 4-1 en el inicio del partido.
“Para nada quería perder en la primera ronda”, acotó.
Dos años después, pese al sufrimiento de su victoria el martes, Osaka mantiene una racha de 15 victorias en canchas duras en torneos de Grand Slam, lo que incluye sus campañas al título en Flushing Meadows en 2018 y el Abierto de Australia en enero.
AP