Las mujeres indígenas de la Sierra de Perijá denuncian que no tienen acceso a atención de salud, medicamentos ni alimentación
Venezuela, constitucionalmente, es un país pluricultural y con un ordenamiento jurídico que considera la existencia de 52 pueblos indígenas. Pero aún los pueblos originarios del país se encuentran sumidos en la pobreza y discriminación, agravadas por la compleja realidad que atraviesa nuestra nación.
En nuestra región cada día es menor la protección a los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas quienes siguen esperando que las autoridades les pongan un alto a estas terribles violaciones.
La mujer indígena cumple un papel fundamental para el desarrollo y permanencia de las culturas tradicionales, ya que son las portadoras del conocimiento tradicional de sus pueblos y de sus familias. Sin embargo, representan uno de los grupos más vulnerables de la sociedad puesto que sufren de una doble discriminación.
Velan por ellas mismas
Adelaida Tepare, indígena yukpa y habitante del sector Tukuko en la Sierra de Perijá, describió que “todavía somos discriminadas en las instituciones públicas y privadas. No tenemos las mismas atenciones en los centros de salud. Estos actos son más comunes fuera de la comunidad, nos hacen esperar horas y horas; en cambio a las mujeres blancas las atienden más rápido”.
“EN ESTE PAÍS NO SE CUMPLEN Y NO GOZAMOS DE NUESTROS DERECHOS PORQUE CUANDO VAMOS A UN CENTRO DE SALUD, NO HAY NADA, NINGÚN TIPO DE MEDICAMENTO. LAS MUJERES EMBARAZADAS NO SON ATENDIDAS Y LAMENTABLEMENTE NUESTRAS MUJERES Y NIÑOS SE SIGUEN MURIENDO POR ENFERMEDADES COMO DESNUTRICIÓN Y PALUDISMO”.
Tepare agregó que esta situación afecta todas las mujeres yukpas, barí y wayuu.
Con esta realidad que deben enfrentar, comenzaron actuar activamente en la vida de sus comunidades a través de organizaciones de mujeres y mixtas, formando parte de procesos colectivos en donde incluso tienen conquistas de sus derechos y la equidad de género que surgen como respuesta al descontento frente prácticas que generan violencia.
“NOSOTROS DEBEMOS EXIGIR Y DEFENDER NUESTROS DERECHOS COMO MUJERES. SOMOS LAS ÚNICAS QUE PODEMOS VELAR QUE SE CUMPLAN EN NUESTRAS COMUNIDADES. LAS MUJERES SOMOS AGENTES DE PAZ Y POR ESO ESTAMOS LUCHANDO, PARA TENER PARTICIPACIÓN EN LAS DECISIONES DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS”.
La lideresa destacó que las mujeres indígenas, a pesar de estas violaciones, nunca han tenido un rol pasivo ni de lamento a su condición de mujer. Muy al contrario, ellas responden con energía y sabiduría a los retos que ponen las circunstancias que deben superar.
Fe y Alegría Noticias