Empleados de la empresa Corporación Venezolana de Guayana (CVG), alzaron su voz para denunciar las necesidades que deben enfrentar con el salario que reciben. Los mismos indicaron que su aspecto físico ha cambiado notablemente, pues aseguran que han bajado de peso y que han tenido que vender dulces sus pertenencias.
«Hay un grupo de trabajadores que tienen 20 y 30 años de servicio, y en su mayoría vienen a trabajar y luego salen a vender chupetas, para poder completar aunque sea la alimentación de un día en la familia. Compramos un arroz y un kilo de sardina, y eso es el desayuno, almuerzo y cena», relató Julio Jiménez tiene 15 años de servicio en el área de Prevención y Riesgo en CVG.
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