Se ha dicho, con sobrada razón, que nadie aprende en piel ajena, y a veces incluso ni siquiera en la propia, ya que olvidamos nuestras vivencias e incurrimos en los mismos errores. Bolivianos, no dejen pasar esta, no acepten el fraude de Evo Morales porque se va a eternizar en el poder. Que se sepa, comunista no pierde, arrebata.
Lo acontecido en Bolivia no puede sorprender a ningún observador bien informado. Evo Morales tenía que ganar en la primera vuelta, ya que someterse a la segunda era comprometer su continuidad en la presidencia que es el objetivo fundamental del comunismo internacional, del llamado Foro de Sao Paulo. La orden es no aflojar el poder, no entregar bajo ninguna circunstancia, de modo que las elecciones del pasado domingo 20 las tenía que ganar porque sí Evo Morales, por las buenas o por las malas, y por supuesto sería por las malas, porque todos los indicadores señalaban que si bien él acumularía el mayor número de votos individuales, la suma de los distintos candidatos de oposición le darían el triunfo en la segunda vuelta a la alternativa democrática.
Evo tenía que ganar porque sí, llegó a ser candidato violando la Constitución y la expresa voluntad popular. Como se sabe, ya Evo no podía volver a presentar su nombre a la presidencia, por cuanto había sido electo dos veces seguidas de conformidad con la nueva Constitución. Buscando el respaldo popular para perpetuarse, convocó al pueblo a referéndum para modificar la Constitución y permitirle nuevas reelecciones. Contundentemente el pueblo dijo NO. Desacatando ese mandato popular, Evo hizo que el Tribunal Supremo, en un acto que lo descalifica y muestra su subordinación al dictador,sentenciara en contra de la Constitución y el mandato popular de no más reelección, dictaminando que Evo podía ser candidato, porque quiere serlo, y si se le impide, se le estaría negando un derecho constitucional. Véase el tamaño de esta estupidez jurídica y constitucional, el tamaño de la sumisión de ese Tribunal indigno.
El mundo ha rechazado el fraude, es obvio, está a la vista y no necesitan mayores pruebas. La Misión de Observación Electoral de la OEA se pronunció de inmediato y llamó a “respetar la voluntad de la ciudadanía”. Es historia conocida, a las 8 y 10 de la noche del domingo 20, habiéndose ya transmitido algo más del 80% de los resultados, se veía clarita la segunda vuelta. Abruptamente y sin justificación alguna cesaron los boletines, cuadraron su trampa, y el lunes 21 al reanudar el “conteo oficial” la tortilla había dado la vuelta, Evo había ganado en las primeras de cambio.
Esto es historia conocida. Chávez al ser reelecto presidente en 2006, ya no podía volverse a postular. Propuso una reforma constitucional para establecer la reelección indefinida, la cual el pueblo rechazó. Luego inconstitucionalmente y con el respaldo del TSJ propuso una enmienda constitucional para consagrar la reelección indefinida, enmienda que ganó con trampa. Henrique Capriles Radonski, en octubre de 2012, le ganó la presidencia a Chávez, y en abril de 2013, muerto el inmortal, nuevamente Capriles gana, entonces a Maduro. No supimos, no pudimos o no quisimos defender el triunfo de la alternativa democrática. El comunismo arrebató, como arrebató nuevamente el año pasado, cuando Maduro se hizo reelegir en elecciones chimbas desconocidas por el mundo, pero todavía hoy sigue ejerciendo la presidencia, usurpada a partir del 10 de enero. Resulta increíble que aún hoy haya venezolanos que piensan en la salida electoral sin cambiar el CNE y el TSJ. Eso es una ingenuidad. Comunismo no afloja el poder, comunismo no pierde elecciones, arrebata.
Bolivianos, es la hora. Por favor no aflojen, organícense y protesten, combatan hasta triunfar. Si prevalece el fraude, se inmortaliza la dictadura. Nuestra solidaridad y amor al pueblo boliviano. Es su hora, por cierto estamos también en hora de Venezuela. Reaccionemos, es el momento.
Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano