Se abre este título de los genocidios de la izquierda democrática con una pregunta casi ineludible: ¿acaso existe una izquierda que no sea democrática? se lamenta decir, que la respuesta es no, toda izquierda tiene el banco de los favores de ser ungida por la aprobación de una masa de la sociedad conducida por los delincuentes del conocimiento, valiéndose de todas las artimañas de una educación arrebatada por los tentáculos del Estado totalitario, caldo de cultivo para electores captados, como medio del sostenimiento de una izquierda democrática y como se diría hoy día, protagónica y participativa.
Recordemos que en exámenes pasados, se analizaban los mecanismos de control de los sistemas totalitarios, entre ellos, se mencionaba que, a través, de la educación se conducía a Estados todo poderoso, como el de los regímenes socialistas, precisamente cuando en éste trabajo se plantea, regímenes totalitarios, tenemos que tomar en cuenta, que existen niveles de niveles de la gama del totalitarismo, tal como lo explica Loewenstein en Teorías de la Constitución (1979) desde tener al servicio del Estado, la educación, mejor conocido como un Estado Educador, de donde parte todo, hasta tener los servicios de salud, además, de las funciones originarias de un buen Gobierno que son la administración de Seguridad personal, Justicia e infraestructura, sin hacer una clara diferencia entre los privado y lo público de una nación.
A esos mecanismos sistemáticos del modelo totalitarista, hay que complementarlos con el sufragio, como método de participación ciudadana; en la actualidad, la izquierda con su Estatismo, lo ha sabido poner a su disposición para el hacer y deshacer de las sociedades, doblándole las rodillas al ciudadano frente al Estado todo poderoso.
Sistema de participación, el del voto, que debe ser repensado, para el devenir de los tiempos, donde cabría mencionar el sistema de participación electoral de segunda vuelta, utilizado en los EEUU, como medida de garantía contra el desconocimiento de los sectores más marginados por los gobiernos y sus sistemas políticos, que son martirizados y verdugos de los rumbos políticos tiránicos.
Sabemos que señalar, el voto, como un elemento del sistema electoral, es un aspecto controvertible en el pensar de las sociedades, aunque las sociedades no piensan, sino pues, las personas, y mucho más distinguido, piensan los ciudadanos, pero está más que comprobado hasta la saciedad por sus frutos, que existen materias por las que no se debe someter a votación alguna a las naciones, como el establecimiento de leyes que aprueben el aborto, la eutanasia, el genocidio directo o solapado de sectores marginados por los gobiernos, y es precisamente esto, para lo que se ha venido usando el sufragio en los últimos dos siglos por la izquierda internacional; se utiliza el voto como arma de destrucción, más mortal que las mismas bombas de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
¿Pueden las ideas causar más daño que las armas?, pues, ¡Sí! esto lo sabe muy bien la izquierda globalista, es por ello, sus esfuerzos astronómicos en martillar todos los medios de comunicación de masas, en el posicionamiento de su ideología, como productos de un mercado global, ya cautivado, además, poco a poco, por intereses de dominación mundial, muy bien diseñados para el sometimiento de los pueblos a las peores torturas que representa la pobreza en las naciones, donde las imágenes de África, territorios, sin salubridad, sin sistema de distribución de agua potable, sin servicios básicos, sin siembra y escases de alimentos, medicamentos, con prohibiciones al comercio nacional e internacional, sumido en guerra de bandas y contra bandas, se empiezan a reproducir en todo el mundo, como un efecto domino, sorprendente ante la mirada expectante.
Ante estas arremetidas, las naciones como masas delirantes por la inoculación del Estado educador, sólo esgrimen, frases, huecas y vacías contagiadas por los mismos tentáculos del dominio mundial, tales como: la inmigración es la causante del desastre nacional, necesitamos mayor control Estatal sobre la sociedad y la economía, claman por una economía social de mercado, Estado Benefactor, entre muchas otras equivocaciones.
Se pasará en el siguiente párrafo a apuntar de la mano de Courtois (1997) en su obra de investigación “El Libro Negro del Comunismo” las cifras del genocidio mundial por las tiranías y regímenes totalitarios:
“La URSS, 20 millones de muertos; China, 65 millones de muertos; Vietnam, 1 millón de muertos; Corea del Norte, 2 millones de muertos; Camboya, 2 millones de muertos; Europa oriental, 1 millón de muertos; América Latina, 150.000 muertos, África, 1,7 millones de muertos; Afganistán, 1,5 millones de muertos; Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder, una decena de millares de muertos. El total se acerca a la cifra de Cien Millones de Muertos”. (Courtois, 1997)
Eso sin mencionar los 5 millones de judíos exterminados por el Nacional Socialismo, y la cantidad de alemanes asesinados por no obedecer al Estado Socialista impuesto por el Partido Obrero Alemán con la legitimidad de la mayoría del pueblo teutón. Para la fecha hay muchos más de cientos de crímenes que hay que mencionar, del socialismo democráticos del siglo XXI; en lo que cabe recordar, los asesinados, por los cuerpos de seguridad a manos del Estado por causa de la disidencia y los miles de fallecidos en pleno proceso socialista en la nación venezolana.
Según, cifras oficiales pasan más 300 mil venezolanos muertos a manos del hampa, y fallecidos por falta de una alimentación adecuada aunado al desabastecimiento de alimentos y medicamentos para tratar enfermedades crónicas; hoy por hoy, existe una escases, tanto de los medicamentos de primera necesidad como los especializados para enfermedades crónicas.
Esta cifras en los últimos años se desconocen datos, ya que se castiga con expulsión de los centros de salud, a cualquier profesional de la medicina, que revele los datos diarios de los fallecidos por múltiples virus, enfermedades crónicas, junto a la desnutrición de toda la población, además de la precaria salubridad que reina en toda la nación; sumado a los cortes de electricidad, carencia de agua potable, y los miles de profesionales de la salud que han tenido que irse al éxodo, junto a más de 8 millones de venezolanos, ante la crisis que no termina de tocar fondo en Venezuela, todo esto con la legitimidad del voto seducidos bajo biocontrol social.
Albert Geovo / @aegeovo / albertgeovo@gmail.com