Al menos 37 personas fueron asesinadas y otras 60 resultaron heridas en una emboscada de hombres armados contra una caravana cerca de una mina canadiense en Burkina Faso, informó el miércoles un gobernador regional.
La minera Semafo, con sede en Montreal, dijo que el ataque ocurrió a unos 40 kilómetros (25 millas) de su mina Boungou, en la región este de Burkina Faso, y que la caravana de cinco autobuses de empleados iba acompañada de una escolta militar.
El coronel Saidou Sanou, gobernador de la región este del país, informó el saldo provisional en un comunicado, mientras que la compañía se limitó a indicar que estaba al tanto de “múltiples fatalidades y lesiones”.
“El sitio minero Boungou sigue siendo seguro y nuestras operaciones no resultaron afectadas”, señaló Semafo en su comunicado. “Trabajamos activamente con todos los niveles de las autoridades para garantizar la seguridad de nuestros empleados, contratistas y proveedores”.
La situación se ha vuelto cada vez más precaria para Semafo en la zona, que opera dos minas de oro en Burkina Faso. El año pasado, un empleado y un subcontratista fueron asesinados después de que bandidos atacaran un autobús, según Canadian Press. También ese año, cinco miembros de las fuerzas de seguridad murieron en un atentado cerca de la mina Boungou.
Sylvain Leclerc, portavoz de la cancillería canadiense, dijo que no se reportó deceso de ningún ciudadano canadiense. Añadió que el gobierno de Canadá condena el ataque y respalda las labores para restaurar la paz en Burkina Faso.
El atentado destaca el rápido deterioro de la situación de seguridad en Burkina Faso, a donde se han infiltrado yihadistas que han permanecido activos durante años en la vecina Mali. Nadie se ha atribuido el ataque hasta el momento, pero las sospechas se centraron de inmediato en extremistas islámicos que han lanzado una serie de ataques contra iglesias y oficinas públicas en el norte de Burkina Faso en los últimos años.
Acciones militares coordinadas entre cinco naciones de la región, junto con operaciones francesas, no han logrado frenar la creciente violencia en la zona.
El país, que sufrió su primer gran ataque extremista en 2015, es la puerta de entrada al sur rumbo a las naciones costeras de África occidental, y a los líderes regionales les preocupa que los extremistas avancen hacia Togo y Benín.
AP