El triunfo del kirchnerismo en Argentina, la explosión de protestas en Chile, el derrumbe de la popularidad de Iván Duque en Colombia, la protesta indígena en Ecuador que hizo retroceder al Gobierno de Lenin Moreno y el inicial, aunque dudoso triunfo, de Evo Morales en Bolivia, le sacaban sonrisas a los dirigentes del chavismo en Venezuela, que incluso le hicieron decir a Diosdado Cabello: “Es apenas la brisita bolivariana. Lo que viene ahora es el huracán”.
Unos días después la situación había cambiado un poco. Lo más relevante fue la renuncia de Evo Morales de la presidencia de Bolivia y su asilo en México, después de la decisión de la Fuerza Armada boliviana de quitarle el respaldo. Entonces, Juan Guaidó, el líder de la oposición venezolana que sigue siendo el único con capacidad de convocatoria para que la gente salga a las calles, llamó a una protesta el 16 de noviembre.
Al natural nerviosismo que Nicolás Maduro Moros y los altos funcionarios del chavismo han manifestado, esta vez se sumó la alarma. A todas las unidades militares del país se envió a, por lo menos, un funcionario de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM) para presionar, influir, amenazar o controlar al personal.
Aunado a eso se prohibió el ingreso de militares retirados, sin excepción a los comandos del país, por orden de la superioridad castrense. Por ejemplo, con fecha 12 de noviembre el segundo comandante y jefe del Estado Mayor del Comando de Zona de la Guardia Nacional de Táchira, en la frontera con Colombia, ordenó a través del radiograma Nr. 2953, que por instrucciones del general de brigada Juan Ernesto Sulbarán Quintero “por orden directa y expresa de nuestro comandante general, se prohíbe el ingreso de personal de oficiales de Reserva Activa a las instalaciones militares”.
Ordena que “deberán reportar de inmediato a sus comandantes naturales los datos de ese personal que se presente a cualquier unidad hasta nivel puesto, indicando los datos personales y las razones de su visita”. Aclaró que “el trato debe ser respetuoso y cortés, pero deben cumplirse a cabalidad referidas instrucciones, extremando las medidas de seguridad y control de cualquier otro personal que ingrese a las instalaciones militares, debiendo supervisar el correcto llenado de los libros de control en las entradas de los comandos. De igual manera, el oficial jefe del régimen especial de seguridad debe coordinar con la DGCIM para el manejo oportuno de la información”.
La página web del Ministerio de la Defensa estipula que según el Artículo 328 de la Constitución Nacional y el Artículo n° 29 de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, dichos componentes (Ejército, GNB, Aviación y Armada) se complementan con la Milicia Nacional, la cual es un cuerpo especial de reservistas organizado por el Estado Venezolano, integrado por la Reserva Militar y la Milicia Territorial destinada a complementar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en la Defensa de la Nación.
Lo que queda claro es que los militares retirados a quienes llaman “reserva activa”, y que han prestado servicio en la institución castrense algunos durante 33 años, no tienen acceso a los cuarteles, donde sí tienen entrada los milicianos y los colectivos que son civiles armados para la defensa de la revolución bolivariana.
Oficiales en alcabalas
El día 13 de noviembre el ministro de la Defensa, G/J Vladimir Padrino López ordena, a través del radiograma 4846, que a partir de esa fecha “y hasta nueva orden” las alcabalas que dan acceso al Ministerio de la Defensa, al Comando Estratégico Operacional y a la Comandancia del Ejército, deben tener tres turnos de ronda superior.
Lo más relevante es que ordena que para ello deben emplearse “oficiales superiores” en las alcabalas de acceso al Fuerte Tiuna, donde están ubicados el Ministerio, el Ceofanb y la Comandancia General el Ejército.
Un general del Ejército dice que eso es una novedad, es decir, que en las alcabalas de entrada al Fuerte ordenen que debe estar un coronel o capitán de Navío, un teniente coronel o capitán de fragata y/o un mayor o capitán de corbeta. “Así está el grado de nerviosismo, que están llegando a esos niveles de seguridad. Normalmente la guardia la monta un teniente, incluso un sargento de tropa, pero imagínate eso de que sea un oficial superior. Parece que el Gobierno sabe algo que nosotros desconocemos”.
Es así como las ocho alcabalas que dan acceso al Fuerte Tiuna que es el más importante del país, donde además de instalaciones militares están las viviendas de algunos jerarcas del Gobierno, entre ellos algunos ministros y dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Padrino López ordenó que cada dependencia asumiera la logística de las alcabalas según le correspondan. Al Ministerio de la Defensa la principal entrada que es la alcabala 1 por Los Próceres, la 2 por El Valle, la 3 Distribuidor Las Gaviotas y la 6 por la urbanización Cumbres de Curumo.
Al Comando Estratégico Operacional le corresponde las alcabalas 7 de la Corte Marcial y la 8 del Servicio de Alimentación del Ejército. A la Comandancia del Ejército le correspondió la 4 que da acceso por Las Mayas y la 5 por la subida de Tazón.
Infobae