En Venezuela, al menos 3 mil pacientes con trasplantes corren el riesgo de perder sus órganos, por falta de tratamientos, mientras que otras 5.000 personas estarían esperando una donación, por la paralización de las operaciones. Todo esto según los datos de la Organización Nacional de Trasplante.
Libardo Laurens recibió un hígado hace 14 años, pero hoy dice temer por su salud, pues 2 de los 3 fármacos que necesita tomar mensualmente para mantener el órgano funcionando, no están disponibles en Venezuela o son muy costosos y no los ha tomado desde hace meses.
«En 30 días, si yo dejo de tomar el tratamiento me pongo amarillo. Empiezo a perder mi hígado porque mi cuerpo no lo reconoce y lo ataca. El hígado que me donaron (…) Y en 45 días máximo estoy muerto», relató a la Voz de América.
Como otras personas con su condición, apela a familiares en el exterior que le envíen las medicinas, que alguna organización no gubernamental las traiga a Venezuela, de manera gratuita, o medidas extremas.
«Están tomando medicamentos vencidos. No están tomando los cócteles. Nuestros médicos están trabajando como en la guerra. Con lo que hay. Lo que hay disponible es lo que en este momento tomamos», agregó Laurens.
Señaló al Instituto Venezolano de Seguro Social (IVSS) por la situación al “no coordinar adecuadamente la entrega de los tratamientos”.
Laurens recordó que Venezuela tenía uno de los mejores sistemas de distribución de medicamentos de alto costo, pero como consecuencia de la “mala política de salud, del desconocimiento de las autoridades sanitarias, desconocimiento de los responsables, en este caso el IVSS, fueron desmejorando la calidad de los fármacos hasta su desaparición”.
De acuerdo con la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela, el tratamiento de un paciente, en esta condición, debe ser administrado durante toda la vida y cuesta un promedio de 700 dólares mensuales. Los fármacos eran distribuidos de manera gratuita por el Seguro Social del país, pero desde hace dos años llegan al país de manera intermitente.
«Eso significa que todas estas personas, más de 3 mil, están en riesgo de perder su trasplante por no poderse tomar el inmunosupresor diariamente”, afirmó Lucila Velutini, miembro de la Organización Nacional de Trasplante, a la VOA.
El gobierno venezolano dice que las dificultades para traer estas medicinas obedecen a lo que califican como un bloqueo de Estados Unidos y países de la Unión Europea.
La Organización Nacional de Trasplante de Venezuela también advierte que, desde hace 2 años y 6 meses, están suspendidos los trasplantes de fallecidos o pacientes con muerte cerebral, como lo establecen las leyes venezolanas.
Esto significa que las personas en el país que esperan por un trasplante de órgano “están sentenciados”, indicó Velutini, quien también es familiar de una persona trasplantada. Según la Organización, serían unas 5.000 personas las que estarían en riesgo.
Los hospitales del país, señaló, no están en capacidad de garantizar la conservación de esos órganos. Este año, 10 niños del hospital infantil José Manuel de los Ríos, en Caracas, han muerto, esperando recibir un riñón.
VOA