De pie entre las patas de la Gran Esfinge de Guiza, Zahi Hawass revela en sus palabras y sus gestos su carácter de figura ineludible, aunque a veces controvertida, de la egiptología.
Con las pirámides de marco, este exministro de 72 años, al que la prensa apoda a menudo el «Indiana Jones egipcio», posa para la foto con su eterno sombrero de aventurero.
«Es el verdadero sombrero de arqueólogo.El de Harrison Ford (que interpreta el papel de Indiana Jones) es una imitación», cuenta con su habitual exuberancia.
El doctor Zahi Hawass, que aparece en decenas de documentales y obras sobre el antiguo Egipto, también es la estrella de un viaje temático de lujo.El hombre, que se considera como el «guardián de las antigüedades», habla allí tanto de divinidades antiguas y faraones como de él mismo.
Hawass se presta a selfis, dedicatorias y relatos de sus «hazañas» arqueológicas.No escatima esfuerzos para los participantes, que pagan unos 10.000 dólares (9.000 euros) por 14 días de viaje.
– «Motor de la egiptología» –
Sin embargo, nada predestinaba a este hijo de un granjero del Delta del Nilo a convertirse en una «estrella» de la arqueología: «Cuando era joven quería ser abogado.Era un estudiante muy malo», afirma a la AFP.
Luego unos amigos le aconsejaron la arqueología, un camino que tomó sin convicción, admite.
El detonante llegó un día al hallar una estatua durante una excavación: «Me dije ‘encontré mi amor: la arqueología'».
Actualmente pasa su tiempo entre su oficina en El Cairo, su sesión diaria de deportes, sus conferencias en Egipto y sus lugares de excavación en el sur del país.
Acusado a veces por sus pares de ser un empresario megalómano, el arqueólogo reconoce que sus conferencia, a 150 dólares la entrada, son «caras».
A aquellos que le reprochan falta de rigor científico, les responde recordando sus descubrimiento arqueológicos y mostrando sus numerosas recompensas exhibidas en los estantes de su oficina.
«Hice grandes descubrimientos», asegura, citando las tumbas de los constructores de las pirámides de Guiza en los años 1990 o las momias doradas del oasis de Bahariya (oeste) en 1996.
«Como todas las estrellas, tiene sus admiradores y sus detractores», señala Faiza Haikal, profesora de arqueología de la Universidad Americana de El Cairo (AUC), quien juzga de «serias» sus investigaciones científicas.
Hurig Suruzian, una arqueóloga armenia de renombre que trabaja en el Alto Egipto, estima que Zahi Hawass ha sido «como un motor» para la egiptología.
Líder indiscutible del Consejo Nacional de Antigüedades desde 2002 hasta 2011, fue brevemente ministro del área en 2011, una cartera especialmente creada para él, pero que tuvo que abandonar tras la revuelta de ese año y la caída de Hosni Mubarak.
Vinculado a ese presidente, fue acusado de corrupción durante un tiempo.»Ninguna de las acusaciones llegó al tribunal», asegura de manera tajante.
Algunos rumores señalaron una rivalidad con el actual ministro de Antigüedades, Jaled El Enani, pero Hawass estima que este último «hace un muy buen trabajo».
«Cuando Enani llegó (al ministerio), dependía de personas que había formado yo.Y me pide consejos todo el tiempo», dice.
Es su orgullo: haber formado «más de 500 de los mejores arqueólogos egipcios» cuando estaba a cargo de Antigüedades.
Antes, «éramos los servidores» de los arqueólogos extranjeros, recuerda.
– Hacer que los turistas regresen –
Si bien ya no tiene responsabilidades oficiales, Zahi Hawass continúa siendo un hombre influyente.
En los círculos arqueológicos, son pocos los que se atreven a hablar de este monstruo sagrado.Consultados por la AFP, varios arqueólogos se negaron educadamente a hablar sobre él.
En el Egipto del presidente Abdel Fatah Al Sisi, se convirtió en uno de los apoyos notorios del hombre que conduce al país con mano de hierro desde 2014.
Sisi «salvó a Egipto», afirma a la AFP, asegurando que la revolución de 2011 hizo retroceder al país «50 años».
Sin vueltas, Zahi Hawass califica de «revolución estúpida» a los acontecimientos que, a su entender, impidieron la apertura, inicialmente prevista en 2015, del Gran Museo Egipcio.
El gigantesco museo, iniciado por Hawass, está casi terminado cerca de las pirámides de Guiza y tiene previsto abrir sus puertas en 2020.
A través de este museo, por ejemplo, Zahi Hawass espera que los turistas regresen al país, luego del impacto al turismo que provocó la revolución de 2011.
A pesar de una leva alza y 11,3 millones de visitantes en 2018, el país está aún lejos de los 14,7 millones de turistas de 2010.
AFP