El 31 de octubre, tras ir a reiterar la solicitud de vacaciones como era de costumbre anualmente, se le informó a la antropóloga Ismenia Brito, que tendría una reunión para tratar el destino de esta fundación.
En un encuentro con el director de Contraloría Sanitaria, médico Onésimo Martínez, se le notifica que tal recinto se convertiría en Farma-Patria, lo cual dejó sin efecto a la Fundación Farmacia Socio Comunitaria Hospital General del Sur (FSCHGS) y sin empleo a cuatro personas, quienes prestaban servicios en la fundación. Acotando que en dicha reunión la decisión era ministerial y la orden por consecuencia de “cierre”.
Ismenia Brito cataloga que tal acción la soportaron con el resultado de una inspección, lo cual es legal y válido para cualquier farmacia. Sin embargo, el formato fue construido en forma unilateral y, a su juicio, con mala fe, pues “recientemente se nos había renovado orden de funcionamiento» por dos años más, de manera que la inspección fue extemporánea, la misma debió darse antes o en simultáneo, afirmó Brito.
Una misiva dirigida al gobernador Omar Prieto y a la directora regional de Salud, Omaira Prieto, hasta la fecha está a la espera de una respuesta que beneficie a las partes involucradas o que replantee el destino fijado anteriormente para la farmacia.
Entre las acciones que realizarán, está la programación de un encuentro con vecinos de comunidades adyacentes al Hospital General del Sur, así como también introducir un documento de amparo. “Esperamos nos quede tiempo para ello”.
“Nuestra labor, por el contrario, debe ser reconocida y no manchada. El tiempo que lleva prestando servicios ininterrumpidos la farmacia, es expresión de que lo hemos hecho bien”, aseguró la antropóloga.
Además, expuso que «se trata de una fundación y esa figura legal no se está respetando. Nosotros no podemos aceptar pasivamente tal atropello».
Acerca de la fundación
El establecimiento está ubicado en un área accesible, sobre todo para la fila de pacientes hospitalizados que, de salir a la calle para comprar corren el riesgo de ser atropellados por vehículos o ser víctimas del hampa que acecha a la zona médica como en muchas ocasiones ocurre.
“Cuando las personas no disponían de suficiente dinero, el medicamento o los insumos eran exonerados según el caso”, manifestó Brito.
La Verdad