Hoy, hemos decidido abordar un tema, por muy pocos abordada, pero que hemos venido evaluando durante este periodo de veinte un años, de desgracias, caos y crisis, en que se encuentra sumergido el país. En días, recientes el ex embajador venezolano en Colombia, dio a conocer al Mundo y a los venezolanos, que son las los políticos honestos que los corruptos, con lo que se concluye, que los culpables no son los partidos políticos, sino esa gran mayoría de la sociedad, que se hacen llamar “independientes” a esos que se les califican también como los “NINI”, que se distinguen por su indiferencia, al hambre, al caos, y a la crisis política que viven todos los venezolanos. Este grupo numeroso, que es la gran mayoría, pareciera que no tienen vestigio alguno, de los que es, la virtud y conciencia ciudadana, indignos de la categoría de ciudadanos. Estos son los verdaderos culpables, de lo que hoy ocurre en Venezuela. A quienes les importa un bledo lo que ocurre en el país.
Son ellos, y no los partidos políticos, los verdaderos responsables, por su indiferencia ante las situaciones de abuso de poder, por parte de quienes ejercen el Poder, frente al débil, son cómplices de la mentira, del dolor, del sufrimiento del hermano, del Hijo, de la Familia como del prójimo, de las situaciones de injusticia, y miseria que se posesiona del el País, y viven los venezolanos.
La indiferencia, de los independientes y los Niní, lo único que han logrado es beneficiar al poderoso frente al débil y perpetuar la impunidad. Pretenden con ello, auto proclamarse, que son los únicos considerados pacíficos, falso, son unos inútiles, pues, al que en nada participa, en los destinos del país y de su sistema democrático, renuncian a su dignidad como a sus virtudes.
Los indiferentes, con su silencio, han cooperado a lo largo de estos veintiún años, con el Régimen, a que haya logrado acorralar al débil, han cooperado con las impunes violaciones que el poder ejerce sobre los indefensos, y ello porque quieren, porque pueden, y lo que es más triste, porque le dejan.
Es incomprensible que una persona con un mínimo de sensibilidad, pueda permanecer indiferente, sin sentir, sin padecer, ante las múltiples situaciones de injusticia que se dan en el País, donde unos pocos poderosos, dominan las instituciones y el poder y el resto, que es la mayoría, a que carezca, de lo más necesario.
Quienes verdaderamente viven, no puede dejar de ser ciudadanos. La indiferencia y la apatía son parásitos, son deslealtades, no vida. La indiferencia es el peso muerto de la historia. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Y son los que lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente. Odio a los indiferentes porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno, ¿qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho?
Ya nos lo advirtió Maquiavelo, si no hay ciudadanos comprometidos, capaces de vigilar y resistir a los arrogantes, a los viciosos, y corruptos, en la búsqueda del bien común, la república muere y se convierte en un lugar donde unos pocos dominan y los demás sirven.
No tienen virtud cívica, ni la condición de ciudadanos, porque con su indiferencia, se niegan a vivir con dignidad, al aceptar con su indiferencia vivir en una comunidad de corruptos. Pues, aquellos que desean vivir con dignidad y que, saben que no hay vida digna en una comunidad corrupta, hacen lo que pueden para servir a la libertad común, ejercen su profesión a conciencia, sin tratar de obtener ventajas ilegítimas ni aprovecharse de la necesidad o debilidad de los otros, su vida familiar se basa en el respeto mutuo, cumplen sus deberes cívicos, pero no son dóciles, son capaces de movilizarse para impedir que se apruebe una ley injusta o presionar a los gobernantes para que afronten los problemas ateniéndose al interés común, participan en asociaciones varias, siguen la política nacional e internacional, quieren comprender, negándose al adoctrinamiento, desean conocer y discutir la historia y reflexionar sobre la memoria histórica.
Los indiferentes, no tienen sentido moral ni ético, y es más en concreto, no rechazan la prevaricación, la discriminación, la corrupción, la arrogancia y la vulgaridad, no les mueve, el intereses legítimo, de tener calles seguras, escuelas serias y verdaderos hospitales, se niegan a buscar reconocimiento y honores públicos. No son patriotas auténticos. Son los indiferentes los que permiten que en los partidos políticos, existan políticos corruptos, al permitir que otros elijan por ellos.
Los indiferentes, son los peores analfabetos, y no solo, analfabetos políticos. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida depende de decisiones políticas. Por ello, son los verdaderos culpables de lo que ocurre en el País.
El analfabeto político, es tan burro que se enorgullece diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Las injusticias nos afectan a todos, y con nuestra conducta de silencio, en definitiva, de indiferencia estamos contribuyendo, aunque no lo creamos, a perpetuar situaciones de injusticia.
Creo que ha llegado el momento de decir no a la indiferencia.
Johnny Galue / @COOTUR