China está construyendo a marchas forzadas un hospital con 1.000 camas para tratar a los pacientes infectados con un nuevo virus que mató a 26 personas, enfermó a cientos más y provocó el aislamiento sin precedentes de varias ciudades durante el feriado nacional más importante del año.
En la víspera del Año Nuevo Lunar, el transporte estaba suspendido el viernes en al menos 10 ciudades con una población total de alrededor de 33 millones de personas. Las zonas afectadas son Wuhan, donde se concentró la enfermedad, y nueve ciudades vecinas en la provincia central de Hubei.
La construcción del nuevo centro hospitalario busca “abordar la insuficiencia de los recursos médicos existentes”, explicaron las autoridades de Wuhan el viernes, agregando que seguirá el modelo del hospital Xiaotangshan que se habilitó en Beijing durante un brote de síndrome respiratorio agudo grave (SARS por sus siglas en inglés). El inmueble, que será una estructura prefabricada ubicada en una parcela de 25.000 metros cuadrados, estará listo el 3 de febrero.
En 2003, las autoridades chinas levantaron el hospital para el SARS desde cero en apenas seis días para tratar un brote de un virus respiratorio similar que se expandió desde China a más de una docena de países causando unos 800 fallecidos. El centro tenía unidades de aislamiento individual que parecían filas de pequeñas cabañas.
En el epicentro del brote, Wuhan, las calles, centros comerciales y otros espacios públicos normalmente bulliciosos lucían desiertos en su segundo día de cuarentena. El uso de mascarillas era obligatorio en público y las imágenes procedentes de la ciudad mostraban estantes vacíos en los mercados mientras la población acumulaba provisiones para lo que podría ser un largo aislamiento. Las estaciones de tren y metro y el aeropuerto estaban cerrados y la policía inspeccionó los vehículos que ingresaban a la ciudad pero no cerró las carreteras.
Los hospitales de la ciudad liaban con una avalancha de pacientes y escasez de suministros. Videos publicados en internet mostraban a multitudes de personas frenéticas con máscaras esperando en fila para chequeos. Algunos usuarios de la red de microblogs Weibo contaron que sus familiares intentaron conseguir un diagnóstico pero fueron rechazados porque los centros médicos estaban al máximo de su capacidad.
Al menos ocho hospitales de Wuhan pidieron donaciones de máscaras, gafas, batas y otros equipos de protección, según avisos online. La administración del Hospital Popular de la Universidad de Wuhan abrió un chat grupal en la popular aplicación de mensajería WeChat para coordinar las ayudas.
El “Centro de mando para el control de la fiebre” de la ciudad de Huanggang publicó un aviso en el diario estatal People’s Daily en el que reclamaba suministros médicos, medicamentos y equipos de desinfección. El texto aclaró que por el momento no se aceptarían donaciones de países extranjeros.
Las autoridades tomaban precauciones en todo el país. En la capital, Beijing, los grandes eventos públicos se cancelaron de forma indefinida, incluyendo ferias tradicionales en templos típicas de las celebraciones del Año Nuevo Lunar. Dos importantes destinos turísticos, la Ciudad Prohibida de Beijing y Disneyland Shanghái anunciaron su cierre de forma indefinida a partir del sábado.
El número de casos confirmados del nuevo coronavirus aumentó a 830 con 26 decesos, informó la Comisión Nacional de Salud, que confirmó las dos primeras víctimas mortales fuera de la provincia central de Hubei.
La gran mayoría de los afectados están dentro y en los alrededores de Wuhan, o son personas relacionadas con la ciudad. También se reportaron casos en los territorios chinos de Hong Kong y Macao, así como en Estados Unidos, Japón, Taiwán, Corea del Sur, Tailandia y Singapur.
Muchos países inspeccionan a los visitantes procedentes de China para detectar los síntomas del virus, que puede provocar fiebre, tos, dificultades respiratorias y neumonía.
La Organización Mundial de la Salud no declaró una emergencia mundial, una decisión que habría supuesto más fondos y recursos para luchar contra la enfermedad, pero también posibles restricciones comerciales y de viaje, así como otros daños económicos.
AP