La salud no ha detenido su caída para demostrar en claras perspectivas y dolorosas manifestaciones, la gravedad del asunto. Este derecho constitucional es una bofetada continua. El dolor, lo causa y agrava la falta de dotación de insumos para casos generales y de enfermedades crónicas. Así también, el caos administrativo y la corrupción reinan en los centros prestadores del derecho a la vida. Desde los menos, hasta los más complejos; el caos es el mismo.
Hace varios años y difíciles cada vez más, la problemática de la salud se ha denunciado de manera reiterada. La situación, ha exigido respuestas concretas y no se han dado. Las que se difunden viene de ONGs y otras instancias preocupadas por el creciente deterioro de la situación.
La crisis venezolana, se ha convertido en un hecho noticioso dramático y de expectativas insospechadas para los organismos internacionales tributarios de la salud como exigencia de crecimiento social en el mundo entero.
Los pacientes oncológicos, renales, diabéticos y la población más dolorosa; los pequeños, siguen recorriendo en manos de sus familiares, padres y allegados, centros de salud en la búsqueda de su recuperación. Nunca llega aupando con las complicaciones propias de la desatención, la letalidad.
El gobierno nacional, no tiene una acción contundente sobre la situación. Han sido 21 años de pérdida vergonsoza.Los migrantes en buena parte justifican sus actuaciones en la deprimida salud pública. Obstinados y vencidos por la indolencia como única respuesta del gobierno, migran para encontrar la cura que en su patria le negaron reiteradamente. Y aunque el sufrimiento, sea el telón de apertura para recibirlos en otros países, la fatiga los obliga a correr estos grandes e insospechados riesgos. Muchas veces, no hay retorno. Sembraron sus cuerpos en otros destinos.
Somos el país, de las grandes mayorías marcadas por un cordón inacabado de contradicciones y aflicciones que sabe observar más allá de dos décadas las actuaciones de sus verdugos incansables en aumentarlas.
No hay una ciudad venezolana que cuente esta historia de manera distinta. Cada día, las noticias se marcan por igual; falta de seguridad ciudadana, violación de los derechos humanos, corrupción, carencias primarias para la vida ciudadana y sobresaltos permanentes capaces de enloquecer al más pintado. por la falta de atención medica en los recintos hospitalarios.
Cuando todo esto, suma a la inestabilidad política que también crece de manera sostenida, vemos entonces, las más difíciles noticias para digerir; muertes de pequeños por falta de insumos, acompañados de otros ciudadanos.
Cuando fallecen porque no fueron atendidos oportunamente, parte del sufrimiento de sus más allegados, desgarra la capacidad de entender lo que pasa. El Hospital J M de los Ríos en Caracas, asoma cada seman,noticias en función de los pequeños recluidos sin esperanza de vida por la falta de tratamiento adecuado. El JM de los Ríos, otrora modelo de salud pública, los pequeños dejan el recuerdo imperdonable de lo que pudo evitarse. Con sus muertes, van pegado a sus cuerpos inocentes, cuadros graves de desnutrición.
Cuando la provincia informa en esta materia, lo hace también con la muerte de bebes prematuro por falta de atención y medicamentos. También de los adultos. Maracaibo muestra al magno hospital, General del Sur, postrado y abandonado para mantener el prestigio de la ciencia que le dio vida a centenares de pacientes en aquellos momentos relucientes de la medicina, que la convirtió en la capital científica de Venezuela.
Solo es un ejemplo de tantos centros zulianos, sumidos en el caos de la salud.
Cuando en Margarita los bebés prematuros,fallecen por falta de atención o enfermedades contraídas en sus zonas de reclusión, la desesperanza se cimbra fuerte en la impotencia de la familia insular. En el HLO de Porlamar, un centenar de almas gemelas, luchan por atender a los pacientes cualesquiera sean sus condiciones. Son héroes y heroínas que se baten ante la importancia de la vida. Lamentablemente, la victoria no siempre logran coronar.
Así con estos ejemplos, va recorriéndose el mapa nacional en sus variados paisajes que caracteriza cada región. Sin salud ni esperanza próxima para mejorar.
Cuando la adultez es la noticia; no hay otra diferente. Se subraya, la falta de insumos para pacientes crónicos; oncológicos, renales, hemofílicos, portadores del VIH entre otros. Así la muerte repite su ciclo perverso cada día. El gobierno, ha desasistidos la salud de los venezolanos.
En fin, las raíces del caos en materia de salud, es la misma y la absoluta irresponsabilidad para sanarla, también es la misma. Cosas de este país, signado por la demencia pública de la sanidad del cuerpo que parece hace agua.
Eneida Valerio Rodríguez