EN UN MUNDO DONDE HAY MUCHOS CAMINOS QUE NO CONDUCEN A NADA
La actual crisis, no obedece a grandes cambios de tipo estructural en lo social, ni económico o político, se caracteriza por la ausencia progresiva de referencias que cumplan con la función de orientar a los jóvenes como al individuo, es la relativa ausencia de los valores de la generación precedente, que constituye el punto de partida para buscar alternativas propias. Es aquí, donde la desorientación se presenta en nuestros jóvenes, que no procede, de la falta de medios materiales o de apoyo familiar, sino, de encontrarse viviendo en un País, en crisis, en el que han de definir su modelo personal de crecimiento y desarrollo.
En la Venezuela de hoy, esta crisis, ha sido programada y dirigida, ha sido fomentada, para quebrar los ímpetus juveniles, para evitar a que se convierta, en un detonante de conflictos políticos e ideológicos, ante los problemas sociales pre construidos por su propia naturaleza, para crear mecanismos de controles en los jóvenes. Esa es mi impresión.
Los que hace algún tiempo, dejamos atrás la juventud no podemos sorprendernos de que nuestros hijos y nosotros mismos, nos sintamos perdidos entre tanta confusión. Seguramente de muchas cosas podemos olvidarnos, pero costaría entender que alguien no tuviera ningún recuerdo de su adolescencia. En un mundo en el que sobran caminos, que no conducen a ninguna parte, ellos y nosotros tenemos que encontrar la fuerza y la inspiración necesarias para seguir inventando el futuro del País.
La crisis en la que estamos sumergidos, en estos últimos veinte años, no ha sido una crisis financiera, ha sido una crisis de valores. Cultivada por este gobierno con influencia extranjera, para corromper a los jóvenes, quienes se han empeñado, en hacerles creer que practican la transparencia, el buen gobierno, que implementan políticas de Responsabilidad Social para generar un reparto justo de la riqueza y evitar los excesos, todo esto, ha sido falso.
Esta crisis demostró que todo es y era mentira, que precisamente la falta de todos esos valores fue el detonante de esta crisis. Esperamos que los jóvenes, hagan tambalear esta estructura de crisis, que consigan movilizar a sus padres, a sus abuelos, a los de izquierda y a los de derecha, porque a todos nos debe unir un único fin, “la justicia social”. Son los jóvenes, los que han puesto siempre nuestro país patas arriba, han fortalecido la Sociedad Civil y, sobre todo, han demostrado que es posible cambiar lo público. La situación de desempleo es, simplemente, vergonzosa. Les han obligado a irse fuera del país en búsqueda de oportunidades, para buscar o tener un proyecto de vida. Son las primeras generaciones que van a vivir peor que sus padres, pero con una escala de valores donde prima la armonía con su entorno, y no la lucha por tener la mejor casa, el mejor coche y un alto estatus social. Conciliación, igualdad, diversidad son valores interiorizados.
Los jóvenes de hoy, tienen un planteamiento de vida mucho más natural, del cual nos debemos contagiar todos, y quitarnos las capas de superficialidad que nos hacen vivir en constante competición con los demás.
La verdadera riqueza de un pueblo es el talento de su gente. Y la mejor inversión que se puede hacer para conseguir progresar es apostar por tener una juventud verdaderamente bien formada. Porque son los jóvenes los que cambian las cosas y los que hacen que un país marque la diferencia.
Queremos, que nuestros jóvenes, puedan quedarse en el País, que les vio nacer, formar aquí una familia y conseguir un puesto de trabajo a la medida de sus conocimientos. Durante estos últimos veinte años, los venezolanos hemos visto, cómo se marchan nuestros hijos para buscar el pan, más allá de nuestras fronteras, donde podrán encontrar un trabajo, que en su País, se les niega y se les complica. Eso se tiene que acabar.
Tenemos que luchar por cambiar las cosas, el crecimiento y desarrollo del País, se debe de producir en paralelo a la integración de nuestros jóvenes, en nuevos sectores de actividad, como empresarios o profesionales altamente cualificados. Eso es lo que hará crecer al País. Esto es, lo que permitirá el desarrollo de nuestra sociedad. Hacia ese objetivo hemos de encaminar todos nuestros esfuerzos en diferentes áreas.
Estos perversos, han cultivado el crecimiento del ocio y el facilismo, en los jóvenes, han destruido el turismo, como el renacer de la actividad comercial y de las exportaciones de productos con el sello de nuestro País, esto ha marcado, ese nuevo futuro al que los jóvenes deberán de dirigir el País, paso a paso. Un futuro que será el de nuestra juventud, porque son ellos los que van a protagonizar.
Johnny Ramón Galué Martínez / Johnny.galue@gmail.com / @COOTUR