El tema de la Inseguridad atrae la atención sobre la Instituciones Policiales y con ella quienes la integran. Ingresar a la policía requiere un período de formación en específico, similar al de otra carrera. Una elección equivocada conlleva una carga de frustración que se acentúa en un contexto de crisis económica y en relación a una institución de servicio a la comunidad.
En la actualidad es trágico ver que personas que llevan el control de la seguridad jueguen con el poder o por lo menos crean hacerlo. El sistema policial actual se desmorona ante la mirada atónita y desconcertante de su propia comunidad, ante sus propias miradas. Uniformes que solo funcionan como pase de cortesía para delinquir y extorsionar. No hay lugar donde descansar la mente. No hay lugar alguno, donde el tema policial no sea de relevancia. Policías destituidos de manera arbitraria por pensar diferente, policías cuadrados por evitar ser extorsionados por superiores, policías que pagan vacuna, policías que pagan por llevar su arma de reglamento, policías que pagan un diario para no cumplir sus labores, policías que buscan la sombra, policías que son vigilantes, policías que solicitan comisiones para sobrevivir al sistema. Policías de policías, simplemente eso.
Con quien hay que hablar para mejorar las cosas desde la raíz del problema, donde podemos buscar un filtro tan grande y seguro como sea posible. Donde podemos concentrar en una sola institución a los policías con valores y vocación de servir y proteger. Aún existen, son esos sobrevivientes quienes contaran sus historias en el momento adecuado, son esos policías hombres y mujeres que dentro de una masa podrida e inestable pelean por mantener el orden y el buen servicio.
Son aquellos que marcan la diferencia, los que dejan huellas, de los que la gente aún se apoya porque inspiran confianza y no el temor inducido con una etiqueta de precio en el fondo. Son esos policías que nunca perdieron su rumbo, aquellos que nunca serán marionetas ni soldados de papel. Son aquellos que a diario planchan su uniforme con esmero, rociado de su propio sudor, son aquellos que suspiran tras salir a la calle y por mucho que su honor marque la diferencia, su salario no les alcanza ni para mantener pulidas sus botas.
Es triste estar solos, luchando con un sistema que les da la espalda, trabajando con las uñas para solventar problemas ajenos. Desprotegidos y sin un seguro que les proporcione estabilidad médica, aferrados a un mal sistema laboral donde los superiores hacen más duro el trabajo y donde nada es concreto. Montarse actualmente en una unidad policial es un paseo a lo desconocido, pues no se sabe que tanta cuerda puedan tener y menos si no existe una relación pública que ayude a sostenerla. Es cruda la realidad cuando vez a un policía en su unidad desmallarse del hambre o lo que es peor pasar buscándolo para su rol de guardia y que su familia le monte el disco diario de que debe dejar el servicio porque simplemente lo aleja sin beneficio.
Mucho más alla de cualquier situación, ser policía es una de las mejores profesiones que existe en el mundo, ser policía te da el poder magnifico del ejemplo, el valor y la constancia. El servirle a los demás, el velar por una comunidad que, aunque no conoces, te solicita y se siente apoyada por tus conocimientos, tu formación, tu ética, tus principios y el grado de solventar conflictos. El estigma depende de muchos, aquellos que sin mucho esfuerzo soñaron con serlo y por deudas politicas llegaron muy lejos. Son ellos quien se están encargando de empañar la buena labor policial, son ellos quienes utilizando un poder que puede revertirse por falta de conocimiento, de estrategia y técnica. Recuerda que todo tiene un límite y lo que tú haces como policía, para bien o para mal, el mismo plano de vida te lo devuelve, dándote o quitándote. Estamos en tiempos de reflexión absoluta, de sumar y de aportar. Es personal… Simplemente es tú decisión.
Policías Por Siempre.
Desiree Parra / desirreparraf