Por estos días tuvimos la agradable oportunidad de asistir a una charla-taller sobre el uso correcto del idioma, moderada por el Profesor Tito Balza Santaella.
Con paciencia, nos hizo repasar muchas expresiones cotidianas y discutir sobre su uso correcto. Por ejemplo, decir funcionario público es un pleonasmo y con decir funcionario es suficiente. Saludar diciendo buen día no es correcto, pues la generosidad del idioma español impulsa a decir buenos días, en plural. Dile no a las drogas, está mal y lo correcto es Di no a las drogas. Eximí biología, es incorrecto, pues el que exime es otro, siendo lo correcto Fui eximido en biología. Autopsia significa revisarse a sí mismo y lo correcto es necropsia para significar revisar un cadáver. Decir medidor de agua, no es correcto pues el agua no se mide y lo correcto es contador de agua. Chavista está mal, pues se debe prolongar el apellido y Chavecista es lo correcto (Chavista significa seguidor del Chavo). Así fuimos repasando, con el fino humor de Balza, decenas de frases y expresiones.
A la forma de ser y actuar de las personas y las sociedades se le da el nombre de cultura y eso incluye el idioma. Para que se mantenga se usan referencias como el diccionario RAE. Muchos escritos son guía cultural del actuar. Para los católicos la Biblia es su libro mayor, al igual que las otras religiones poseen también sus textos sagrados. Los abogados tienen libros que dan soporte a cómo realizar y resolver centenares de situaciones de interacción personal o jurídica. Los ingenieros tienen manuales de referencia para cada especialidad, donde se indica como hacer los diseños y construcciones. Los cocineros, con su dosis de creatividad, son respaldados por miles de recetas sobre cómo preparar y adornar bien las comidas.
Los ciudadanos gustan de escribir las reglas principales que regirán toda la dinámica de la Nación y que generalmente llaman Constitución. Allí se definen los límites territoriales, la forma de gobierno, el idioma, los símbolos patrios y decenas de detalles que regirán el funcionamiento del gobierno y de los derechos y deberes de los ciudadanos.
La plaga que le cayó a Venezuela en 1998 con Chávez y su copia de comunismo cubano, destripó lo indicado en la Constitución, modificando y añadiendo leyes y reglamentos a conveniencia de sus ideas políticas. En esencia era un proyecto de cambio de cultura. Así, los venezolanos empezamos a sentir como el proceso de descentralización que ya se había iniciado, según lo exige la Constitución, fue detenido y eliminado. Los militares empezaron a ser convertidos en políticos partidistas a pesar de que eso está claramente prohibido en la Constitución. Los ciudadanos vimos como todas las instituciones dejaron de ser independientes para ser controladas por el partido gobernante. Olvidando lo establecido en la Constitución se empezó a controlar ideológicamente a la educación incluyendo la autonomía de las universidades. El trabajo fue sustituido por limosnas, las trampas en el sistema electoral vino a ser lo común y el robo de los dineros públicos pasó a ser incontrolable.
Pero ese gigantesco intento de cambio de cultura en los venezolanos ha fracasado. Los ciudadanos se han mantenido vigilantes y denunciantes de la treta y las protestas nunca han cesado. La dura realidad de que los chavistas no podrían efectuar el cambio de cultura, por la oposición de millones, los llevó a utilizar la fuerza y las amenazas. Se desató entonces la más cruel de las represiones, con la ayuda de grupos delincuenciales propios y de otros países. También la economía fue un desastre y la miseria llegó. Esto obligó a millones de ciudadanos a emigrar y, mientras tanto, decenas de países veían horrorizados el extenso drama y hasta decidieron ayudar a lograr una solución.
Ya no hay forma de que ocurra la modificación de cultura que proyectaron los chavecistas. Hasta ellos se preguntan si vale la pena seguir en ese empeño frente a los pésimos resultados que se han obtenido. En realidad, es ya solo un asunto de tiempo y varias acciones para que terminen estos años rojos de sangre y comience la reconstrucción de la patria. La cultura de la democracia venció al tirano.
Viva Venezuela.
Eugenio Montoro /montoroe@yahoo.es