Decenas de peces continúan apareciendo muertos a orillas del río Grita. La población denuncia contaminación ambiental, tras un bote de gasoil, que al parecer proviene de la planta termoeléctrica de La Fría, perjudicando a los lugareños y al ambiente.
La situación es tan grave que la comunidad denuncia que, al momento de cocinar, terminan desechando los peces, pues el sabor a gasoil es fuerte; la población explica que ingresar al río es también delicado, ya que son evidentes los rastros del hidrocarburo y terminan con el olor impregnado en el cuerpo.
Los habitantes aseguran que en reiteradas oportunidades han denunciado la situación ante el Ministerio de Ambiente, donde los funcionarios informan que enviarán una comisión para investigar y tomar medidas las medidas pertinentes, pero, según los afectados, “todo queda en palabras”.
“Ya es perdido recurrir a las autoridades, nos dicen que mandarán a una comisión para revisar el bote de gasoil, pero es mentira, no hacen nada”, lamentó Epifanio Ramírez.
Regar los cultivos o pescar es imposible en la zona, pues los propietarios de las tierras aseguran que los sembradíos se han estado secando por regarlos con el agua contaminada. “No pude seguir regando mis pequeños cultivos porque esa agua que utilizaba estaba dañándolos, a pesar de que el agua que usaba era bastante alejada de donde aparece más gasoil en el río”, contó Misael Cárdenas.
Para Misael, pescar quedó prohibido, pues los peces terminan absorbiendo el olor del gasoil y se podría colocar en peligro la salud de quienes los ingieran. “No se pudo volver a pescar, porque hasta los peces, después de cocidos, tenían sabor a gasoil. Qué tristeza saber que lo que está dañando la naturaleza es la misma mano del hombre”, lamentó el hombre.
Otras personas optan por ir al pie de la montaña para poder pescar, pero corren el riesgo de toparse con los presuntos leones de San Isidro. “Yo tengo que ir río arriba para poder pescar algo, porque hasta cuando sale uno del agua, la ropa huele a gasoil, pero corro el riesgo de toparme con los leones de San Isidro, que toman de esa agua; claro, eso es río arriba”, contó Crisanto Torres.
La Nación