Bolivia comenzó a vivir la tarde de este miércoles el primer toque de queda de doce horas diarias contra la expansión del coronavirus, una medida que se impartirá hasta el 31 de marzo y para la que se desplegaron la milicia y los policías para vigilar las calles de las principales ciudades del país.
Se trata de una decisión extrema que pretende evitar la propagación de la pandemia que ha afectado a 12 personas.
En las afueras de La Paz, algunas personas todavía se resistían a la medida a pesar de la persuasión policial. Ante esta disposición de la ciudadanía boliviana, el ministro del Interior, Arturo Murillo, hizo una particular declaración.
«No vengan a hacerse los astutos, no vengan a hacerse los valientes. Acá estamos para hacer cumplir la ley, esto no es política, es vida», amenazó el responsable de la cartera de Estado en la televisión.
Este miércoles, las primeras dos pacientes bolivianas que trajeron el virus de Italia fueron dadas de alta médica, aunque permanecerán en aislamiento preventivo de acuerdo a protocolos de la Organización Mundial de la Salud, informó el ministro de Salud, Aníbal Cruz.
Por otro lado, el gobierno transitorio del país, encabezado por Jeanine Áñez, dispuso también desde el jueves la prohibición de entrada por «todas las fronteras de Bolivia para los ciudadanos extranjeros» y la suspensión desde el viernes de «todos los vuelos internacionales».
También desde este miércoles fue reducida la jornada laboral de ocho a cinco horas, mientras las clases en todos los ciclos están suspendidas hasta fin de mes.
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