Es preocupante la situación de quienes trabajan y cobran por jornada diaria. Miles de venezolanos si no salen a trabajar cotidianamente, no comen. Son devastadores los efectos de la pandemia en la precaria economía nacional.
Más del 80% de la población subsiste dentro de la economía informal, con los terminales cerrados y la falta de gasolina, quienes vendían comida en las colas, en la calle o dentro de los buses, han sido afectados de manera letal, sin necesidad de estar contaminados por el virus.
El gobierno ofrece ayuda a través del Carnet de la Patria. Más allá de entrar en la diatriba de si los bonos son insuficientes, me pregunto: ¿Y, quien no posea el carnet cómo hace? El coronavirus no discrimina entre quienes tienen el privilegio de portar el carnet, y entre quienes no lo tienen. Ya en este punto y como de costumbre, un tema tan delicado es descaradamente politizado.
Un aspecto crucial a tener en cuenta por todos los venezolanos, es entender que si la economía del país presenta un decremento del -24%, sin que hayamos participado en una guerra o padecido por un desastre natural, esta pandemia nos afectará más, que a cualquier país de la región. Además, con un sistema de salud desabastecido, el precio del petróleo bajo, y la falta de gobernanza, la pequeña y mediana industria del país va como ganado hacia el matadero.
Desde Unidad Visión Venezuela nos preocupa la sostenibilidad de las medidas decretadas por el régimen de Nicolás Maduro, debido a la baja de precios en las materias primas. Con la seriedad y valentía que siempre nos ha caracterizado, consideramos que deben evaluarse con mayor mesura las posibilidades reales que tenemos para salvaguardar y proteger la vida y el porvenir de nuestro pueblo, ya que la disminución de las reservas internacionales por debajo de los 6.600 millones, la escasez de gasolina, agua, electricidad, y mala conectividad, son problemas estructurales que dificultaran la implementación de cualquier plan para enfrentar la pandemia del coronavirus en los próximos meses.
La precariedad en el sistema de salud (con hospitales sin insumos), la escasez de algunos rubros alimenticios y el sobreprecio en otros, el salario paupérrimo de la mayoría de los venezolanos, hacen nuestra preocupación doblemente legítima: nos cuestionamos si nos están engañando, o si nos están sacrificando. Entendamos todos, de una vez por todas, que el deber y razón de ser de un Estado es garantizar la vida, no exterminarla.
Necesitamos ayuda, mucha ayuda, porque en medio de esta crisis estamos a punto de presenciar en los próximos meses una catástrofe, que afectará por igual a las facciones amarillas, azules, rojas, naranja y vinotinto.
Es incoherente, y hasta absurdo mantener la medida del aumento de la unidad tributaria en casi el 3.000%. Es de suponer que unánimemente, desde diversos sectores se exigirá la rectificación de tal medida.
Si unimos nuestras fuerzas políticas y tomamos la mano de la sociedad civil, las instituciones tendrán que responder como deben hacerlo. La peste es ciega y no distingue entre preferencias políticas.
Con el propósito de contribuir al mejor manejo de la crisis Unidad Visión Venezuela propone:
Nota de Prensa