El Gobierno de Boris Johnson ha puesto en manos de John Newton, un prestigioso científico al frente del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés), la estrategia para realizar test masivos a la población que permitan al Reino Unido abandonar gradualmente el confinamiento domiciliario. La primera tarea del profesor ha sido echar un jarro de agua fría a las expectativas creadas: los casi 3,5 millones de kits adquiridos por el Ejecutivo han demostrado no tener la fiabilidad suficiente. “Los test desarrollados en China fueron validados con pacientes que habían sufrido síntomas graves del coronavirus y que habían sido infectados con una gran carga viral, por lo que generaron muchos anticuerpos (…) Nosotros necesitamos realizar estas pruebas a un elenco de población muy amplio, que incluya a personas con síntomas leves. Y con ese propósito, necesitamos test que funcionen mejor que los adquiridos”, ha dicho Newton al diario The Times.
La revelación de este fracaso surge en un momento en el que el Gobierno de Johnson hace frente a críticas cada vez más duras por su falta de previsión y por la lentitud con que está llevando a cabo las pruebas entre el personal sanitario que trabaja en primera línea de batalla. El ministro de Sanidad, Matt Hancock, se ha comprometido a realizar 100.000 test diarios a partir de finales de abril, después de que el propio Johnson se comprometiera a que la cifra fuera de un cuarto de millón.
Newton se ha puesto al frente de un ingente esfuerzo nacional para poder dar con la prueba de anticuerpos precisa, y ha anunciado la creación de tres megalaboratorios que se concentrarán en ese esfuerzo y la cooperación del Gobierno con nueve grandes laboratorios, pero ya ha advertido de que el resultado deseado puede tardar “meses” en llegar.
El Gobierno británico anunció hace apenas dos semanas que estaría pronto en disposición de enviar millones de kits a los hogares del Reino Unido, o bien ponerlos a disposición de los ciudadanos en las farmacias. “Esa idea se basaba en la presunción de que podríamos simplemente comprar los test ya existentes, pero en este momento consideramos que no sería lo correcto”, ha reconocido Newton. “Tiene mucho más sentido seguir ensayando hasta que podamos mejorar las pruebas”. Confían ahora en poder cancelar muchas de las órdenes de compra ya emitidas y, “en la medida de lo posible, poder recuperar los costes”. Y señalan que ya otros países han tenido que devolver test que habían resultado fallidos. “España se ha visto obligada a devolver kits que no habían funcionado. Y Alemania, que está desarrollando sus propias pruebas, cree que necesitará al menos tres meses más para que sean validados y estén al alcance de toda la población”, ha dicho el profesor John Bell, el inmunólogo de la Universidad de Oxford al frente de uno de los equipos que está colaborando con el Gobierno de Johnson.
Algunos de los kits ensayados han mostrado falsos positivos, al haberse realizado en personas que habían sido infectados previamente por otro tipo de virus que genera la creación de anticuerpos similares a los que produce el organismo en respuesta a la Covid-19.
Al menos un 8% del personal sanitario del NHS permanece en aislamiento domiciliario sin saber si han sido o no infectados por el virus. El Gobierno dio instrucciones de que se sometieran a aislamiento todos aquellos ciudadanos que compartieran hogar con algún afectado por la enfermedad. La prioridad de Downing Street en las últimas horas se centra en acelerar las pruebas a aquellas personas que son actualmente necesarias en la primera línea de batalla para combatir la Covid-19.
EL PAÍS