Diosdado Cabello ha cultivado por años y mantiene abierta en la actualidad una vía de comunicación secreta con el gobierno de Estados Unidos, a través de abogados y ex funcionarios federales, mediante la cual lleva a cabo negociaciones para su propia protección y la de otros funcionarios del régimen de Nicolás Maduro.
Las vías de negociación que Cabello mantiene abiertas, no significa sin embargo, que tenga planes de acordar su propia entrega, dijo una fuente familiarizada con la situación.
Los mismos contactos norteamericanos están siendo usados por el magistrado del régimen, Maikel Moreno, que aún busca jugar un papel en una posible transición de gobierno en Venezuela, aseguró la fuente.
Moreno ha mantenido lazos informales en el pasado con la fiscalía del Distrito Sur de la Florida, y de acuerdo a Estados Unidos, jugó un papel central en el intento de deponer a Maduro a fines de marzo de 2019, junto al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López.
Tanto Cabello como Moreno fueron incluidos en la lista de miembros prominentes del llamado Cartel de Maduro-FARC, y están siendo acusados criminalmente en varias fiscalías de Estados Unidos.
Cabello tiene dos investigaciones separadas tanto en Miami como en Nueva York, por envío de cocaína a territorio norteamericano. Moreno es acusado de operaciones de lavado de dinero en la acusación hecha pública el 26 de marzo pasado, aunque es también señalado en otras investigaciones de favorecer decisiones que beneficiaron a narcotraficantes solicitados por Estados Unidos.
Entre ellos está el caso de Pedro Luis Martín, un agente de inteligencia que la fiscalía de Miami acusa de tráfico de cocaína. En una decisión publicada a mediados de 2018, Moreno absolvió de delitos a Martín Olivares, en una ponencia que fue cuestionada en Miami por el entonces fiscal del caso, el ya retirado Richard Gregorie.
Noticias de que Cabello mantenía vínculos confidenciales con el gobierno de Estados Unidos se remontan a 2011, cuando el dirigente estaba marginalizado por decisión de Hugo Chávez.
Cabello sostuvo encuentros confidenciales en Caracas con personal de la embajada norteamericana ese año, presuntamente por temor a que Chávez, influido por los cubanos, que nunca confiaron en Cabello, lo usara como ficha de negociación para entregarlo a Washington.
Más recientemente, en agosto del año pasado, The Wall Street Journal publicó que Cabello, entre otros jerarcas chavistas, estaba hablando con gente de alto nivel en la administración Trump.
Básicamente, Cabello ha estado buscando garantías para su protección y la de su familia y círculo más cercano.
“Lo que Diosdado quiere es poder permanecer en Venezuela de forma pacífica”, le dijo al Journal un negociador que se reunió con Cabello en Caracas en julio de 2019. “El principal objetivo (de las conversaciones)… es construir confianza y obtener garantías internacionales”, agregó la fuente.
“Cabello es un consumado negociante dispuesto a venderle el cadáver de su abuela a la McDonald’s. Eso lo saben perfectamente los estrategas de Washington, especialmente Mauricio Claver-Carone, el principal asesor de la Casa Blanca para América Latina”, escribió el analista Carlos Alberto Montaner.
Por su padre, Maikel Moreno todavía cree que puede jugar un papel en la transición, y está dispuesto a buscar la forma de integrar un hipotético consejo de Estado que surja como mecanismo de transición en Venezuela, una vez que se produzca la salida de Maduro del poder.
Sin embargo, la preocupación tanto de Cabello como de Moreno, está en las acusaciones federales en su contra, y en las sanciones que pesan sobre ellos, que impiden el usufructo de fortunas obtenidas de forma ilegal.
“Al final del día, lo que buscan es evitar tanto las sanciones como la posibilidad que ser perseguidos de por vida y eventualmente encarcelados”, indicó la fuente.
Primer Informe | Casto Ocando