Cuando niño, uno es muy ingenuo, aunque muy poco mejora con el pasar del tiempo. Digo lo primero porque, en mi niñez, los más grandecitos nos vendían la especie de que, una fórmula infalible para tener bigote y barba espesa, era untarse la cara con sangre de murciélago. Ustedes se preguntarán ¿Para qué esta ociosidad? Muy sencillo, los niños siempre quieren imitar a sus ídolos, en nuestro caso, a los bigotudos protagonistas de las películas mexicanas: Antonio Aguilar, Javier Solís, Jorge Negrete y Pedro Infante, entre otros.
La presión del entorno me obligó a confrontar mis máximos temores: el miedo a los vampiros y la repulsión que sentía por los murciélagos. Esos sentimientos estaban arraigados en dos hechos. El primero, mi papá tenía dos burros y casi todos los días, los pobres animalitos amanecían sangrando por el pescuezo, motivado a las picadas de los murciélagos. Recuerdo que para prevenir aquello, nos mandaban a untar el cuerpo de los jumentos con pencas de sábila. El segundo hecho era que, como los murciélagos no salen de día, esa característica los acercaba indefectiblemente al arquetipo que, a través de las lecturas, me había formado de los vampiros.
En mi tierra hay un refrán que dice: más pudo el hambre que el hombre. La insistencia de mis compinches, logró quebrar mi resistencia y a partir de allí, me uní al grupo de “los caza murciélagos”. No hubo puente, alcantarilla o cueva que se librara de ser escudriñado, en busca de los animalitos. Una vez atrapados, les extraíamos la sangre y la esparcíamos por nuestros rostros ¡Imagínense la foto! Lamento decirles que los resultados no fueron los esperados. Por estas calles diríamos: la información resultó un “fake”. Con el paso del tiempo, llegué a tener un aceptable bigote, pero nunca logré tener más de cuatro pelos en la barba.
Hoy cuando los murciélagos son aborrecidos por casi todo el mundo, intentaré saldar parte de la vieja deuda que mantengo con esa especie. Como suelo hacer para darle consistencia a mis artículos, investigué mucho acerca del tema y lo que encontré, me resultó interesante. Los murceguillos son los únicos mamíferos voladores que existen y su guano es, uno de los más demandados en el mundo. Guano es el término elegante que designa al excremento de esta y otras especies de animales. Durante mi carrera universitaria, tuve la oportunidad de estudiar sobre el guano de los pájaros, complementado con el tema de la soberanía venezolana sobre la Isla de Aves, pero nunca me adentré en la incidencia de los murciélagos en este campo, sobre todo en muchas islas del Océano Pacifico. A propósito, en un próximo artículo, hablaré sobre alguna de estas islas.
El guano de murciélago, tiene una larga historia como enriquecedor de suelos. Se obtiene, tanto de la especie frugívora, herbívora como de la insectívora. Sin la intervención de este abono, los seres humanos dejaríamos de consumir algunos alimentos y la ciencia médica carecería de medicamentos con fosfatos para el hígado, riñones, huesos y dientes.
Científicos australianos afirman que, el guano de murciélago es un fertilizante, de acción rápida, tiene poco olor, y se puede trabajar en el suelo antes de la siembra o durante el crecimiento activo. Proporciona una alta concentración de nutrientes a las plantas y el suelo circundante. Sus ingredientes de concentración tienen nitrógeno, fósforo y potasio o potasa. Los niveles de nitrógeno son responsables de un crecimiento rápido y verde. El fósforo ayuda con la raíz y el desarrollo de flores, mientras que el potasio proporciona la salud general de la planta.
Cuando los murciélagos frugívoros, llamados así porque se alimentan predominantemente de frutas, comen, dispersan las semillas a través del guano. Un estudio de los últimos tiempos demostró que 300 especies de plantas dependen de los murciélagos frugívoros del Viejo Mundo para diseminarse, ya que, estos tienen el potencial de dispersar semillas a cientos de kilómetros.
“Los murciélagos no son seres nefastos como suelen representarlos muchas culturas en el mundo”, dijo, Ro Mies, director ejecutivo de la Organización para la Conservación de los Murciélagos, en National Geographic. “¿Te gustan los plátanos? ¿Los aguacates?, ¿Una buena margarita?” Muy bien. “Agradece al murciélago que, al igual que las abejas, son polinizadores”, concluyó Mies. Según el Servicio Forestal de Estados Unidos, los murciélagos son responsables de polinizar 300 frutos además del agave, que se utiliza para producir tequila. El fosfato también está presente en el queso, la leche, quesos madurados o procesados, entre otros alimentos.
El Centro para la Diversidad Biológica de Estados Unidos, señala que los murciélagos proporcionan servicios de control de plagas no tóxicos por un total de 3.7 mil millones a 53 mil millones de dólares anuales, ya que cada animalito engulle un par de miles de bichos en una sola noche. El murciélago se alimenta de frutas y “su carne tiene un sabor agradable parecido al de la gallina”, dicen algunos asiáticos amantes del hervido del mamífero. Esta sopa es conocida en China como “Fruit bat soup”, es un platillo preparado con un murciélago cocido, acompañado con fruta o leche de coco.
Mi conclusión sobre este tema es que, los murciélagos con su incidencia positiva, en diversas áreas vitales para el desarrollo y bienestar de la humanidad, parecieran compensar los daños que les son atribuidos, acertada o falsamente. Me parece a mí ¿No sé a ustedes?
Noel Álvarez / noelalvarez10@gmail.com / @alvareznv