Planificar estratégicamente es un proceso formal de esfuerzo organizacional bien definido y disciplinado, que aporta a la total especificación de las tácticas de una institución policial y a la asignación de responsabilidades para su ejecución.
Básicamente la planificación se desarrolla en tres niveles jerárquicos (Operativo, Táctico y Estratégico). El nivel operacional determina la manera en la cual las operaciones son conducidas. Esto quiere decir, que las decisiones operacionales ayudan a que las decisiones tácticas se logren y se refiere a la manera más eficiente y eficaz de lograr las metas establecidas en el nivel operativo, es decir en el día a día.
Mientras, que el nivel táctico es el que concierne al desarrollo de tácticas que ayudan a que se alcancen las metas estratégicas definidas por la alta dirección, ya que son más específicas, concretas y están orientadas directamente a la acción. Por último, el nivel estratégico el cual asume una responsabilidad directa sobre las decisiones, resultados y objetivos de su área, define políticas y gestiona sus equipos de trabajo, teniendo así un máximo nivel de autonomía en la toma de decisiones de su área.
Ahora bien, frente a una alternativa de planificación policial que independientemente de ser táctica u operacional o de ser emanada del nivel estratégico, el paso que sigue es la determinación de indicadores de gestión que permitan medir la eficiencia de los cuerpos policiales.
Entonces, de acuerdo a las metas comunes de la policía en general ¿qué implica el término indicadores de gestión policial? ¿Cuáles son las limitantes a las que se enfrenta? y ¿qué elementos son susceptibles de evaluación? En líneas generales, los indicadores de gestión se conciben como dimensiones asociadas a los procesos de planificación, ejecución y desempeño de toda una institución policial, para determinar cuáles son los fines de la policía y cuál es la idea de policía que se maneja, lo cual es fundamental definir qué es lo que se desea saber y cuál es la policía que se tiene y se desea evaluar. La idea sería construir la planificación de la institución policial con objetivos alcanzables cuyos resultados o avances sean comunicados periódicamente para fomentar la motivación del funcionario y satisfacer su expectativa de resultados rápidos.
Logrando de ese modo, la imagen de una policía con una estructura gerencial participativa donde se motiva a todos los miembros del cuerpo policial, independientemente del rango y se consideran sus opiniones sobre el desenvolvimiento del mismo. Incentivos como la estima, el reconocimiento, buen trato, equidad y justicia por parte de los supervisores o de la gerencia hacia los niveles inferiores, así como la consideración de méritos propios y de trabajo grupal para el otorgamiento de ascensos y mejoras salariales, en todos los cuerpos policiales, fomentando de manera automática las buenas prácticas en general.
Para finalizar, es importante implementar cambios en la gerencia de la institución policial o al menos en su dinámica de planeación y evaluación de resultados, esto puede traer consigo resistencia por parte de miembros de la estructura que favorecen métodos tradicionales (militarista) de manejo y control institucional. No obstante, sistemas auténticos y justos de participación, comunicación y motivación pueden contrarrestar la resistencia y comprometer al funcionario con la transformación gerencial y de la institución policial en general.
Dra. Desiree Parra / @desireeparraf