Venezuela, país de ensueño, cuna de inmigrantes de todo el mundo, de oportunidades, de libertades ciudadanas y fundador en el continente, en tiempo y espacio, de la pluralidad política; es hoy un país de pesadilla; de ruindad política, económica, social y moral; la emigración (a pesar del regreso de unos muy pocos por la pandemia global del virus chino) es el pan de cada día, sobre todo de nuestro principal talento profesional y laboral y está inmerso bajo la dominación de un régimen dictatorial que tiene como norte avasallar a todos los factores opositores y contrasta con una política de persecución, de cárcel y de muerte, hasta su exterminio.
Venezuela es un país en caos total, no hay posibilidad de alcanzar calidad de vida, cada día se disminuye el lapso de vida de nuestro pueblo; en la mal llamada 4ta república el nivel de vida de su población aumentó, pasó desde 1958 a 1998 de 58 años a 72 años, se redujo los índices de mortalidad a todos los niveles del proceso evolutivo del hombre, lo que índica a las claras que nuestra calidad de vida mejoró año tras año; en la 5ta república, con la llegada de la “revolución mortal” de manera revulsiva la edad de vida ha decrecido porcentualmente en niveles dantescos. Hoy el principio de la “primacía de la realidad” es determinante; el régimen cada día reduce, por su impopularidad geométrica, su capacidad de convencer al pueblo; su diarrea verbal produce: escozor, arrechera, malestar físico y espiritual en el ámbito de la convivencia familiar y ciudadana..
En nuestro país, millones de conciudadanos salen “como alma que lleva el diablo” de nuestras fronteras a buscar horizontes distintos y diversos para poder congraciarse con la esperanza de un mejor vivir: salud, medicinas, comida, trabajo, paz espiritual, libertades ciudadanas, ahorro para ayudar económicamente a su familia en el país; es decir, los comunistas socavaron las bases del desarrollo y de las potencialidades estructurales para convertir a los venezolanos en miserables, harapientos y hambrientos (muertos en vida) y convertirlos en piltrafas humanas para la consolidación del poder.
Venezuela, un país amante de la libertad, gracias a la fuerza de nuestros libertadores, tiene conciencia histórica y a la vez, abierta para entender a plenitud, que permitir la entrada, en esta etapa, en nuestra “geografía sagrada” de terroristas como lo pretende hacer el engendro con los iraníes, traerá nefastas condiciones en nuestra seguridad interna. El hambre, la miseria y la muerte se radicalizará porque aumentarán las sanciones, ya no de USA, sino de UE, de Japón y de otros países; seremos una nueva Zimbabwe (que ya lo somos con la hiperinflación); podríamos llegar a otra Ruanda (Exterminio total y permanente de los que no seamos comunistas). Seríamos la Bangladesh de nuestro continente, niños desnutridos y muertos en nuestras calles. No es una película de terror la que les estoy narrando; es realidad. Donde se instale el comunismo, el terrorismo, el tráfico de drogas y armas y el exterminio por razones políticas, étnicas, religiosas, se prepara un cóctel que traerá, sin duda el infierno. Los que nos quedamos en esta tierra inextinguible, lo hacemos a conciencia de que necesariamente tenemos que enfrentar las “altas olas” de los sanguinarios de la FAN, de los colectivos y de las fuerzas represivas cubanas que matan a mansalva a nuestra juventud, que sale a protestar; ahora con la llegada de los “malditos” iraníes“, los combates que ocurren en el medio oriente se trasladarán a nuestra tierra. Resiste, si no tienes gasolina, que coño importa; total ya tenemos así varios años; es “peor el remedio que la enfermedad”. Esperamos lo que viene (que ya está) y actuaremos con gallardía como buenos hijos de Bolívar. ¿Rescataremos a Venezuela? Si, Para luego es tarde.
Prof. Marlon S Jiménez García / Marjimgar54@hotmail.com