Quince años después del «Milagro de Estambul» que hizo entrar al Liverpool de Rafa Benítez y Xabi Alonso en la leyenda, la megalópolis turca debía albergar el sábado su segunda final de la Liga de Campeones. Pero la pandemia del coronavirus ha cambiado todo.
El 23 de marzo, la UEFA suspendió la Champions hasta nueva orden. Aunque ninguna fecha ha sido anunciada para la reanudación, la Federación Turca de Fútbol (TFF) espera que la final se juegue en agosto.
Mientras tanto, los aficionados turcos se llenan de impaciencia y esperan que el partido se juegue en su país.
Desde que la mayoría de los campeonatos de fútbol fueron suspendidos, Atakan Bodan, miembro de los ultrAslan, principal grupo de aficionados de Galatasaray, tiene la impresión de que le han quitado “toda alegría de vivir”.
“Por suerte está la Bundesliga y algunos partidos del campeonato bielorruso”, mantenido durante la epidemia, pero “quiero que se reanude la Champions”, dice.
“Albergar una nueva final en Estambul, tras el partido histórico de 2005, sería un orgullo”, señala Bodan. Y además, Estambul, “es una ciudad de fútbol, tenemos pasión”.
“Preparados”
Todos los aficionados al fútbol recuerdan la final de la Champions de 2005 en Estambul y la victoria del Liverpool frente al Milan, que ganaba por 3-0 al descanso.
La final de la edición de 2020 debía tener lugar el sábado en el mismo recinto, el estadio olímpico Atatürk.
Ahora, la incertidumbre reina sobre la fecha de una eventual reanudación de la Champions, suspendida en octavos de final. Pero también sobre la continuación de la competición: ¿reanudación normal? ¿sin partidos de vuelta? ¿“Final four”?
“Sea cual sea el escenario –final o minitorneo–, estamos preparados”, afirma la TFF, destacando las infraestructuras y el balance de Turquía en la pandemia.
Ankara afirma haber “controlado” una epidemia que, según las cifras oficiales, ha causado unas 4.500 muertes y 160.000 casos.
En cuanto a infraestructuras, Estambul, un destino turístico de primer orden, dispone de un importante parque hotelero. Y además del estadio Olímpico Atatürk, la ciudad puede poner a disposición los campos del Galatasaray, Fenerbahçe y Besiktas. Este último albergó en agosto pasado la Supercopa de Europa ganada por el Liverpool a expensas del Chelsea.
“No espero ningún problema en términos de logística (…) La principal inquietud, es saber si los aficionados van a poder venir”, afirma Emre Sarigül, cofundador del sitio especializado Turkish Football.
“Es difícil avanzar con seguridad en el fútbol en este momento debido a la rapidez con la que la situación sanitaria puede deteriorarse”, señala.
“Mejorar la imagen”
Mientras tanto, como para proyectar una imagen de normalidad, la TFF anunció la reanudación del campeonato turco para el 12 de junio, pese a la oposición de jugadores y entrenadores.
Para Turquía, más allá del aspecto deportivo, albergar la final de la Champions reviste una importancia económica y turística.
Cuando el turismo –sector económico crucial en Turquía– se vio duramente impactado por la crisis del coronavirus con la suspensión de vuelos, la disputa de un evento deportivo tan importante representaría un empujón que sería bien recibido.
“Turquía tiene un problema de imagen y, de manera general, albergar eventos importantes es siempre benéfico. Representa la oportunidad de promover el turismo en Estambul y en el resto del país”, estima Sarigül.
Para Erden, del grupo de aficionados de Fenerbahçe, el gobierno quiere “utilizar” la final de la Champions para “mejorar su imagen” cuando “la gente está agobiada por la pandemia y los problemas económicos”.
Bodan, de los ultrAslan, estima que si la situación sanitaria se degrada de nuevo, “habrá que anular la competición”.
Pero en ese caso, “se tendría que jugar la final de 2021 en Estambul”, añade. “Es nuestro derecho”.
AFP