La presencia de tres de los siete portaaviones de la Armada de Estados Unidos en el océano Pacífico provocó una inmediata reacción del Gobierno de China, que advirtió que no va a ceder en la defensa de sus intereses en la región. Las naves USS Ronald Reagan y USS Theodore Roosevelt patrullan la zona oriental del océano, mientras la USS Nimitz fue enviada a la parte occidental.
Se trata del mayor despliegue militar estadounidense en la región desde 2017, cuando el entonces recién asumido presidente Donald Trump encabezó el enfrentamiento de su país con Corea del Norte por el programa de armas nucleares diseñado por el régimen de Pyongyang.
Cada uno de los portaaviones que motivan el actual conflicto es una mole de 100 mil toneladas, con capacidad para transportar más de 60 aviones. La presencia de la flota en el Pacífico fue reportada el viernes 12 de junio por Associated Press. El conflicto surge en el marco de la tensión entre las dos naciones por el origen y la proliferación del coronavirus en el mundo desde Wuhan y las protestas y disturbios registrados últimamente en Hong Kong por la sanción en China de la nueva Ley de Seguridad Nacional.
“Los portaaviones y los grupos de ataque a gran escala son símbolos fenomenales del poder naval estadounidense. Estoy muy entusiasmado de que tengamos tres de ellos en este momento”, manifestó Stephen Koehler -director del Operaciones del Comando Indo-Pacífico en Hawai a la agencia de noticias norteamericana.
Por su parte, un portavoz del sitio web oficial en inglés del Ejército Popular de Liberación de China “Global Times” citó al experto naval Li Jie para señalar que los portaaviones podrían amenazar a los barcos que navegan en aguas cercanas y a los soldados del país asiático apostados en las islas Xisha y Nansha, también conocidas como Paracel y Spratly.
Como una forma de respuesta para demostrar su poderío, las autoridades de Beijing advirtieron que China podría realizar maniobras de simulacro y aseguraron que la fuerza militar cuenta con armas de destrucción de portaaviones, como los misiles balísticos antibuque DF-21D y DF-26.
Clarín