Joel Fodrie, profesor asociado del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, comentó al portal Today que las probabilidades de un ataque de tiburones son «muy, muy, muy bajas», pero, pese a ello, siempre hay que ir a la playa con precaución.
Este año en todo el mundo se han reportado menos ataques de escualos, probablemente porque muchas playas permanecieron cerradas debido a la pandemia del covid-19. Normalmente, se registra unos 80 ataques anuales, mientras que hasta la fecha solo se sabe de 18 casos documentados, 7 de ellos, en EE.UU.
Así, en mayo, Ben Kelly, un surfista de 26 años de Santa Cruz, California, murió después de ser atacado por un gran tiburón blanco, convirtiéndose en la primera persona muerta por un escualo en el norte de California desde 2004.